Solemnidad

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Las luces fosforescentes brillaban haciendo diferentes figuras en tercera dimensión, la música —una mezcla de clásico y rock—, sonaba a todo volumen en el gran salón; con personas vistiendo su trajes elegantes de diferentes colores, maquillados a la ultima moda (colores fuertes con figuras de alas), peinados poco llamativos, pero sofisticados y con joyería ostentosa. Por su parte Karma vestía un traje color negro con corbata azul, botas estilo militar y sin nada más, el prefería lo tradicional, lo que hacia que las mujeres lo miraran coquetamente.

Después de un largo tiempo al fin había asistido a una de aquellas ridículas celebraciones, aunque admitía que se la pasaba bien, bebiendo un poco de tesky; una bebida alcohólica fuerte —si la tomabas por primera vez— y con un sabor agridulce. Además de que no perdía la oportunidad para seducir  alguna señorita que se le acercaba. 

Se la pasaba bien, pero no olvidaba el porque había ido en primer lugar a la solemnidad y era para poder hablar con Nagisa.

—Hey, Karma-kun —le llamo una chica de cortas cabelleras rosas —. ¿No quieres ir a bailar conmigo?

La volteo a ver y le levanto el mentón, abrió la boca y antes de que saliera sus palabras lo vio, al principio pensó que no era, ya que tenía el cabello suelto, un vestido color rojo y estaba maquillado, pero supo que era Nagisa Shiota porque hubiera reconocido ese rostro y sobre todo esos ojos en cualquier parte del mundo.

...

El peliazul se encontraba charlando incómodamente con un señor de despeinados cabellos negros, altura promedio y usaba unas extrañas gafas.

—Entonces Nagisa, ¿Quieres ir a otro lugar? —apoyo su cabeza en su mano.

—¿No te estas divirtiendo, Sam? —finjió inocencia tomando de su copa de tesky, sabía a lo que se refería pero mientras más tiempo perdiera era mejor.

—No es eso, sino que quiero pasar tiempo contigo...a solas —acerco más su cuerpo al de el chico.

Pero antes de que sus rostros estuvieran a menos de cinco centímetros, el peliazul sintió un brazo alrededor de su cintura que lo jalo hacia atrás con suavidad. Sorprendido volteo a ver y se encuentro con aquellos ojos dorados, provenientes de Karma que mostraba una sonrisa divertida en el rostro.

—¿Karma-kun?

—Oye, ¿Qué te pasa? —le reprendió el pelinegro.

—Nagisa-kun, ven conmigo —e ignorando los reclamos del gafotas lo comenzó a guiar por entre la multitud.

Ambos caminaron lejos de la fiesta, llegando hasta unos pasillos solitarios. Nagisa no puso resistencia, no era como si realmente deseara quedarse con aquel tipo; cuando vio que estaban lo suficientemente lejos, el peliazul miro la mano del mayor y se ruborizo levemente.

—Karma-kun...ya puedes apartar tu mano.

El susodicho lo miro y luego su mano, se encogió de hombros.

—Tranquilo, no me importa —sonrío de lado.

El menor estiro sus labios formando una linea recta.

—No lo decía por ti, era por mi...me incomoda —toco la mano para apartarlo y su corazón salto, al igual que él del pelirrojo.

—¿Incomodo?, ¿Me lo dices a mi que te salvo de estar con aquel asqueroso señor?

—Y gracias por ello, pero no creo que haya sido necesario —se detuvo y después de dos pasos el pelirrojo que volteo su cuerpo para quedar frente al muchacho.

Se miraron a los ojos, sintiendo como si fueran atraídos por el contrario.

—Karma-kun, en serio gracias por ayudarme a zafarme de ese tipo, pero es mejor que no te metas, son cosas que no te incumben —dio media vuelta.

DisgregarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora