Capítulo 1: Te encontré

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El silencio es mi mejor acompañante, el único en quien puedo confiar...

 ¿Quién podrá comprender mi soledad?

 Creo que nadie...

He tratado de encontrar a mi alma gemela, pero en un mundo como este lo creo imposible. He salido con varias chicas, pero ninguna me entiende o está a mis expectativas. Suelo ser muy callado, poco detallista, alguien muy ordinario. 

Busco un cambio que haga que mi vida sea interesante, llena de emoción. 

¿Estoy siendo muy ególatra? 

Esta mañana mi padre me ha pedido que vaya a una de sus juntas. Él es el dueño de una empresa productora de alimentos. Y como futuro heredero, tengo que saber muy bien sobre esto; últimamente he estado un poco deprimido.  No he querido salir de casa, no he ido a la universidad. Solo quiero dormir y nunca despertar, podrá ser algo absurdo. Pero eso es lo que quiero.
Me dirijo a una cafetería, donde me espera mi ex; ella quiere una respuesta concreta respecto a nuestra ruptura.  Ella es tan linda, que me cuesta creer que alguien como yo le guste.

-Kaworu...

-Asuka, se breve.

-Bien -Dijo cruzando de brazos-

-Disculpa, voy un poco atrasado. Tengo una cena.

-¿Por qué terminaste conmigo? ¿Acaso no te resulto atractiva? ¿Hay otra chica? ¿Es mejor que yo? ¡Contesta Kaworu!

-Esto es absurdo... no hay ninguna otra chica, solo ya no me atraes.

-¿No te atraigo? 

-Perdón...

-Eres un idiota, el gran Kaworu Nagisa; es más que otro chico cualquiera. Nos vemos.

-Adiós.

Otro chico cualquiera.
Asuka tenía razón, solo soy otro chico. Pedí un café para llevar y subí de nuevo al auto. Iba a una cena organizada por uno de los amigos de mi padre; El señor Gendo Rokubungi, conocido como Gendo Ikari.  Él es uno de los magnates de la ciudad, también es dueño de una empresa. Sus niveles de ventas son muy altas comparadas con las de mi padre; es por eso que organizaron esta cena para llegar a un acuerdo muy lucrativo. 

La verdad es que no me interesa nada de esto, solo quiero ser un chico normal, el cual no tenga que ser un chico adinerado lleno de lujos. Eso simplemente no va conmigo. Llegué a la mansión Ikari, habían muchos autos estacionados; no pensé que habrían tantas personas. El acuerdo era entre mi padre y el señor ikari ¿No? 

Entré todo era lujoso y lastimosamente caro. El ser millonario significa gastar de más. El mayordomo se acercó a mí y me llevó al despacho del señor Ikari, eran tantas habitaciones que no supe por donde subimos y en donde íbamos a entrar.

-Joven Nagisa, esperé aquí.

-Gracias, yo esperó.

Había una gran ventana con una vista increíble, se veía la luna y unas cuantas estrellas. Era una noche preciosa, escuché un golpe algo peculiar. Decidí salir a ver, no había nada extraño. Entré de nuevo, una de las empleadas entró a dejarme algo de té. Tomé un poco, no dejaba de ver aquélla ventana.

-Está hermosa la noche ¿No?

-Lo es.

-¿Qué te trae por aquí? Kaworu...

-Ayanami Rei... supuse que estarías aquí.

-¿Qué te hizo pensar eso?

-Escuché que... siempre estas donde se encuentre en señor Ikari.

-Escuchaste bien.

-Eso me alegra.

Ayanami Rei, una bella chica, encantadora, buenos modales. En mínimas palabras, Perfecta. Esta noche lucía un hermoso vestido blanco, se veía muy linda. Pero ella no es mi tipo, mi padre había  planeado mi compromiso con ella desde hace cuatro años. Ella se negó, pero sé  que a ella solo le importa el dinero. Y ama a una sola persona; al señor ikari. 

 Ella se colocó detrás de mi, paso sus manos sobre mi espalda. Besó mi mejilla y salió de la habitación. 

Desesperado, salí en busca del Señor Ikari o en busca de mi padre; quien tendría que estar aquí desde hace más de una hora. No los encontraba por ninguna parte, la mansión Ikari era muy grande, tan grande que termine en el jardín. 


En uno de los balcones vi una silueta de un joven, quien a mi parecer me resultaba algo familiar. Decidí dar la vuelta para llegar al balcón. ¿Era él? Mi corazón comenzó a acelerarse sin ninguna razón. Los recuerdos iban y venían en mi cabeza. Recordaba un beso, no era cualquier beso. Era un beso en especial. A unos cuantos centímetros de distancia entre el destino y yo, vino a mi un nombre y lo grité.

-¡¡Shinji Ikari!!

Él volteó, me miró extraño. No tenía ni la menor idea de quién era. Se acercó lentamente a mi, yo camine hacia él.

-¿Disculpa... como sabes mi nombre?

-¿Qué?


Secret PleasuresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora