Primera parte.

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— Muy bien, veamos. La alacena está llena, los recibos pagados, ChanYeol estará a cargo del dinero y... Dios, ¿qué me falta?

SeHun miró divertido a su madre cuando ésta buscaba alguna cosa completamente desconocida para él dentro de su gran bolso azul, al tiempo que balbuceaba una serie de palabras que no pudo entender por la velocidad con la que salían de su boca.

— Tranquila, mamá, todo está bien. Te recuerdo que tengo diecisiete, no seis. — Dijo tomándola por los hombros para atraer su atención y que ésta volteara a verlo.

— Lo sé, cariño, pero...

— Todo estará bien. — Reiteró con tranquilidad, haciendo énfasis en cada palabra.

Su madre, rendida, suspiro al tiempo que dejaba de rebuscar en su bolso, (mismo que terminó por acomodarse correctamente en el hombro) y miró a su hijo con infinita ternura.

— Qué haría yo sin ti, Hunnie.

El chico rio entre dientes y terminó de romper la distancia que lo separaba de su progenitora a manera de un abrazo.

— Que disfruten de su aniversario — Dijo una vez que consiguió que su madre entrara al auto.

Su padrastro, del lado del piloto, le agradeció con la mirada que consiguiera subir a la mujer al vehículo, pese a que aun estando ahí no dejó de metrallear a SeHun con indicaciones y sugerencias que el chico ya conocía de memoria.

— Channie llegará en un rato de la Universidad. Pórtate bien y hazle caso, ¿sí?

El pelinegro asintió, a pesar de que aquello solamente logró retorcerle el estómago. Aun así trató de no demostrarlo.

— Te amo, cielo. Nos vemos dentro de dos semanas — Dijo la mujer luego de darle un último beso en la mejilla a su pequeño; seguidamente se acomodó correctamente en el asiento del copiloto y partió junto con su marido a unas vacacionales de dos semanas en el Caribe por su quinto aniversario.

Apenas el auto desaparecido de su vista, SeHun entró casi corriendo al interior de la casa, subiendo las escaleras de dos en dos para llegar a su habitación mientras rebuscaba su celular en los bolsillos de su pantalón.

Faltaba poco para que ChanYeol llegara y él tenía que alistar muchas cosas antes de que eso sucediera.

Sacó una maleta de debajo de su cama y la subió a ésta al tiempo que se apresuraba a abrir el cierre. Tenía el celular sujeto entre el hombro y su oído, escuchando los típicos «Bip», a la espera de que KyungSoo se dignara a contestar del otro lado de la línea. Casi suspiró de gusto cuando escuchó la voz adormilada del mayor.

¿Por qué tardaste tanto en contestar? — Preguntó con cierto tono de angustia mientras abría el armario y comenzaba tirar de la ropa colgada, llevándose algunos ganchos consigo en el proceso.

Dormía. Agradece que siquiera te haya contestado.

El menor bufó, no teniendo argumento para eso. Tiró la ropa de manera desordenada en el interior de la maleta.

— Como sea, ¿sigue en pie lo de quedarme en tu casa?

SeHun escuchó un sonido de afirmación seguido de un bostezo del otro lado de la línea antes de seguir escuchando la voz de Do.

Sabes que sí, por mis padres no hay problema, por mí menos; pero sigo sin comprender por qué huyes de tu hermano.

— Hermanastro — Corrigió.

playboy; chanhunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora