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Entonces, déjame enseñarte.

Jimin bajo su boca hasta rozar sus labios con los del mayor. No había tocado el cuerpo delgado de este en un largo tiempo, y era sus dosis diaria de YoonGi el besarlo y marcarle como suyo.

El rubio tenía tatuado en cada centímetro de su piel el nombre Park Jimin, porque nadie más lo había tocado, ni dejaría que lo tocarán, como el moreno lo estaba haciendo.

Mordió el labio inferior de su labio cuando la lengua curiosa de Jimin comenzó a pasearse por toda la extensión de su cuello, degustando el sabor que el mayor tenía.

El menor hizo que la polera de YoonGi desapareciera en cuanto este soltó el primer gemido, deslizando sus manos con suavidad hasta dejarlas una a cada lado de la cabeza del otro. Apoyándose en sus brazos, acercó su pecho al contrario, creando una fricción sutil, que luego rompió al tomar ambas manos del blanquecino y comenzó a pasearlas por su propio cuerpo, esperando que YoonGi le acariciara con tranquilidad y paciencia, porque este no se atrevía a tocarlo por completo. Siempre le dejaba la mayoría del trabajo a Jimin y aunque a este le fascinará tener el control total, también anhelaba que el otro tuviera desvergüenza al tocarlo.

—¿Me quieres?—Preguntó YoonGi con ambos ojos cerrados, sin quitar sus manos del cuerpo del menor.

—Como nunca quise a nadie, cariño.—Respondió con una sonrisa.

Jimin tomó los muslos de YoonGi e intentó meterse entre ellos, sin dejar de besar sus labios que cada vez estaban más rojos e hinchados por sus constantes besos en ellos.

Hizo un pequeño movimiento de pelvis que hizo arquear la espalda del mayor acompañado de un suspiro.

—Maldición...—Jadeo. Jimin le besó las mejillas y volvió a frotarse contra él, para luego separarse completamente y recibir una mirada desaprobatoria por parte de YoonGi.—No me jodas.

—Es tu turno.—Se recostó a su lado.—Ven YoonGi. Seduceme, bebé.—Paso su mano por todo su torso, tentando a que YoonGi hiciera lo mismo.

El mayor con algo de torpeza se subió en el regazo del contrario, y casi al instante intentó acariciar su cuerpo, aunque sus manos temblaban inconscientemente. Jimin sonrió y se acercó a besar la boca de su hyung, para intentar tranquilizarlo un poco.

—No puedo...

—Si quieres hacerlo, podrás.

YoonGi trago saliva para bajar de nuevo a besar el cuello de Jimin, siendo recibido por un jadeo al besar justo detrás de su oreja. El menor tomo el trasero del mayor, acariciandolo con suavidad y dándole un leve empujón para poder hacer rozar sus cuerpos.

—Y-Yah...—Jadeo levemente YoonGi cuando sintió las manos del contrario intentar meterse dentro de sus pantalones.

El mayor mordió el cuello de Jimin de forma en que quedará una marca roja claramente visible, por lo que sonrió con suficiencia en cuanto sintió una mueca de parte del contrario.

—Desnudame...—Susurro en la oreja del menor. Acaricio sus pectorales, hasta bajar una mano a la entrepierna de este mismo y acariciarla por encima de la ropa.—Hazlo, Jimin...

Aquello fue como luz verde para el moreno, quien sin ningún tipo de delicadeza cambio las posiciones. En ningún momento pensó en ser delicado, de alguna manera debería castigar a YoonGi, ¿no? Aunque ninguno quería ser delicado, ninguno tenía en mente ser suave cuando lo único que querían eran follar y follar.

YoonGi enterró sus uñas en la espalda del menor, cuando este mordió el interior de su muslo. Jimin estaba disfrutando ver las extrañas muecas que hacia el rubio, adoraba ver como el rostro de su Hyung en esas condiciones.

Painfully Sweet [YoonMin-JimSu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora