2.

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todo el mundo hablaba de aquel momento,

aquel momento de tu vida,
cuando existes,

para otra persona,

aquello que llaman tu otro yo,

y,

sin saber como [al verte],

lo supe,

en aquel momento juro que lo supe,

en aquel momento me di cuenta,

de que mi canción favorita era tu acento,

que no necesitaba dinero para saber que era riqueza,

si no tu piel;

que para ver arte no necesitaba cuadros,

solo mirarte al dormir;

que nada era mejor o peor,

solo suficiente;

que mi almohada ya no tenía aquel lado frío;

y que no pensaba en un futuro,

si no en nuestro tiempo juntos.

Y,

tal vez,

es verdad,

que las personas más frágiles,

son las que más sienten.

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