Un pequeño reencuentro.

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Oh oh, just a beat inside my soul
Take me home where my dreams are made of gold
Keep the song where the beat is on control
I know what it feels like
Come on make me feel alive...

- Llegamos -anuncia mi madre interrumpiendo la canción.

Apaga el auto y yo salgo de él, observando el gran terreno con césped sintético y varios juegos de metal, como si fueran de alguna feria.

Frunzo los labios y dejo salir una respiración de cansancio.

A mi madre siempre le gusta ser puntual, demasiado, por lo que el lugar frente a mi está aún desértico, claro, si no contabas a los dos anfitriones y el conserje del lugar.

Ya sabía yo que mis amigos no llegarían hasta después
de las cuatro y media.

Y apenas eran las 4:15 p.m.

- Viendo que aún no hay nadie de tus compañeros... -se acerca mi madre a mi, mirando también el lugar- Visitemos a Gabi ¿te acuerdas de ella? Ahí podrás esperar mientras que tus amigos lleguen -aconseja.

Y yo asiento exhausta.

La verdad es que no tenía muchas ganas de venir a este evento de competencias ya que he tenido una pésima noche de insomnio y mis energías están a -1%, o eso es lo que yo siento.

Pero mi madre me medio animó diciendo que esta ocasión sería una de las pocas con las cuales podía volver a convivir con mis compañeros de escuela ya que me iba a cambiar de instituto y las cosas ya no serían del todo igual.

Aún así, no se me quitó la flojera de venir, a parte de que muchas veces antes he venido, ya que aquí estaba mi antiguo hogar, una casa que se destruyó para reconstruir en el terreno una especie de mini parque para hacer conferencias de juegos físicos.

Mamá llama a la puerta de una casa pintada de color verde menta y rejas blancas.

A los segundos, sale una mujer de estatura mediana, cabello oscuro con algunas cuantas canas a la vista y ojos marrones.

Ella es Gabi, mi antigua vecina de hace diescisiete años, su aspecto ha cambiado pero aún así puedo reconocerla, los adultos ya no cambian tanto cuando se trata de su rostro, a menos que se hayan operado.

Nos saluda a ambas y nos invita a entrar a su casa, alegre de volvernos a ver.

Nos acomodamos en el comedor mientras que ella nos invita a tomar té y merendar algunos pequeños panecillos que ha comprado.

Observo a mi alrededor, y notó que han hecho unos cambios muy notables en el interior -o eso es lo que me parece porque desde los ocho años que no entraba aquí- ya no me siento cómoda como antes, ahora quedarme sentada en este lugar hace sentirme agena a todo, hasta con algunos fotoretratos de la familia en donde yo también salía, que están esparcidos por toda la casa.

Gabi llega con una tetera y tazas sobre una charola y la coloca frente a nosotras, sobre la mesa y enseguida ella toma asiento.

- Mamá, iré al partido con Jhoan y Enrique, nos vemos luego. -Sale una gruesa voz desde el pasillo que lleva a las habitaciones y de éste, sale un chico poniéndose una chaqueta gris.

Al pasar por el comedor, se detiene al notar que su madre no está sola, y nos dirige una mirada a mi madre y a mi antes de regalarnos una sonrisa.

Reconozco que es Esteban, el hijo mayor de la familia -o más bien es lo que supongo ya que se ve mucho mayor que yo-.

Vaya que ha cambiado bastante. Recuerdo.

La última vez que lo vi fue hace seis años y digamos que su físico no era realmente atractivo.

Un pequeño reencuentro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora