Capítulo 3

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Anabel

Sabía que casi nadie conocía a Luca, y por eso y otras muchas razones, él era mi escritor favorito. Aquel que he dicho antes, que con leer solamente una línea suya, contentaba los días en los que te levantabas con el pie izquierdo. Aquel que estaba justamente enfrente mía con una guitarra y su característico color marrón de pelo.

Por una vez en mi vida se me pasó por la cabeza el hecho de sacar en mitad de la carretera su libro y enseñárselo a ver qué opinaba, pero no me atreví, conque me apresuré a cruzar la calle.

Luca

Había sido un día tranquilo, pero había algo que hacía que estuviese inquieto. Algo así como un presentimiento, no estaba seguro.

Pasaron los días y cada vez estaba más en lo cierto de que el amor a primera vista, ese que tanto he comentado en mis poemas que existía, era verdadero. Se acercó la fecha del primer "concierto-recital" y solo había podido darle vueltas a un sujeto. A una entidad. A un cuerpo. A una persona: aquella chica de las medias de rayas negras y rojas.

Era de lo único que había podido hacer algún que otro poema, unos acordes para una canción y un mapa en mi mente para poder volvérmela a cruzar algún día.

InterpuestosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora