Luca
Todo empezó normal y corriente. Los nervios se fueron fugando lentamente. Ni siquiera me atrevía a mirar más allá del escenario, pero hubo un momento, un instante fugaz en el que alcé la vista. Y allí estaba ella. Allí estaba la chica de rayas. Allí estaba la chica que me había robado tantos poemas.
Vacilé un momento antes de escoger el siguiente poema, pero después de cavilar entre qué podía hacer, decidí sacar uno nuevo que no estaba recogido en ningún sitio salvo en el trozo de papel que tenía en la mano y en mi corazón.