Promesa

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¡Hola x3!

Bueno, este es el último capítulo. No les voy a mentir, este capítulo está medio improvisado, por que no lo tenía nada planeado sañllñ. Y para ser sincera, el final que deje en el capítulo anterior fue muy inconcluso, y por eso decidí escribir este, espero que les guste :D


***


Ese fatídico y largo día había acabado. Mikoto se la pasó molestando a Misaki, y más enfureció al chico cuando les comento a los demás miembros de HOMRA la romántica propuesta que le había planteado el pelioscuro. Quería que se lo tragase la tierra. Toda su asombrosa familia se burlaba una y otra vez de él, sin embargo sus intenciones no era malas, sino que disfrutaban a lo grande de la inocencia del pequeño pelinaranja. A Saruhiko le sucedió igual, pero recibía burlas únicamente de parte de su Rey.

Al día siguiente, Misaki recibió un inoportuno mensaje de parte del pelioscuro, que lo invitaba a una ''reunión'' para hablar mejor de las cosas. Escribió aquella palabra con mucho énfasis, ya que si ponía ''cita'' el pelinaranja de seguro no vendría y se cohibiría demasiado. Le indicaba el lugar con un pequeño mapa, y la hora que se reunirían sería a las 7:30 pm. El mayor desconocía el lugar de encuentro, y por mera curiosidad, lo investigó un poco. Resultó ser un restaurant muy elegante y ostentoso, típica elección de un azul. A Misaki le gustaban los lugares más familiares, donde podía comerse una parrillada alegremente sin tener que preocuparse de los modales. Pero de verdad tenía muchas ganas de verle, pero más eran las ganas de aclarar de una vez por todas su situación con el pelioscuro. Así que terminó por esperar la hora indicada, y cuando al fin el reloj marcó las 7:00 pm, se dirigió hacia la puerta y salió de su departamento.

El lugar estaba bastante lejos, y como colmo tenía que recorrerlo a pie, ya que el dolor que aún sentía le impedía usar su skateboard. La tarde se tildaba un poco moribunda, el cielo era gris y las calles desiertas, con una tormenta que amenazaba con desatarse, y la gente prefería refugiarse de ella en la comodidad de sus hogares.

Al cabo de un rato Misaki ya estaba a pasos del lugar, y desde lejos hace un mohín indicando que el restaurant no le gustó para nada. La estructura es exageradamente grande, con un estilo moderno occidental, de unos dos o tres pisos. Una alfombra de color rojo se extiende desde la calle hasta las magníficas puertas acristaladas, que dan paso a un amplio salón con unos cuantos sofás, que le traen recuerdos nada decentes. Del techo cuelgan hileras de farolillos color miel, a juego con la barra de recepción, en donde una chica sale de un salto a atenderlo.

—Buenas noches y bienvenido a nuestro restaurante, ¿En qué puedo ayudarlo?—Le da la bienvenida una muchacha joven y muy linda vestida con ropa finísima, los labios coloreados de un rojo sobresaliente y unos pendientes dorados. Misaki se puso rojo hasta las orejas y se esforzó a cantidad para mantenerse firme.

—Bu-Buenas noches... tengo a a-alguien e-e...esperándome. —Pero no lo logró, y tartamudeo como un idiota en frente de la chica.

— ¿Una reservación? Entendido—Dice y saca de detrás del mostrador un listado con nombres— ¿Me permite su PDA? Sólo por verificación. —Le pide la muchacha con dulzura. Verifica el nombre indicado en la lista con la identidad de Misaki en el PDA, y asiente, confirmando que está todo en orden. —Mis disculpas por el cotejo, pase por aquí, por favor.

La joven lo conduce por las escaleras que llevan a los reservados, de fondo se oye una voz suave y harmoniosa que llega a los oídos del pelinaranja, haciéndolo sentir fuera de lugar. Nunca había estado en un lugar así en su vida. Mira de reojo su ropa y siente que su presencia allí no cuadra para nada, pero es un poco tarde para arrepentirse ¿No?

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⏰ Última actualización: Aug 06, 2015 ⏰

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