Clases de amor #2

Támara Ávila

Efectivamente esperé fuera del aula de su clase especial. Ana normalmente me hacía quedar por 10 minutos o un poco más pero esta no fue la ocasión. Caminamos juntas a nuestra segunda clase, se suponía que tendría que pedir permiso para salir a las ocho y poder llegar con Samuel sin atraso. Me dio un poco de pena ya que no llevaba los deberes terminados y no era precisamente la consentida, a pesar de llevar notas bastante altas parecía una chica distraída y no se me tomaba mucho en cuenta. Ana, por el contrario, era la que se mantenía participando todo el tiempo.

 Confirmé con Samuel por mensaje de texto que estaría temprano, a las 8 como habíamos quedado, para poder platicarle un poco del proyecto que tendría que supervisar y asesorarnos. Él sabía que al ser el último curso y estar un poco avanzados con la rutina de las clases, sería difícil que el proyecto fuera supervisado por una sola persona. Pero yo tenía la corazonada de que pudiera alejarnos de cualquier problema dentro del departamento de ciencias. Me confirmó de inmediato que llegaría a la hora que habíamos acordado. Así que distraída la mayor parte de la explicación en la pizarra decidí esperar a que fuera el momento indicado para abandonar el aula, pedir permiso o inventarme una excusa para salir a la enfermería. Después de todo era más o menos la mitad de la clase la que saldría,  si me llevaba mis cosas conmigo no tendría que toparme con el profesor si me cachaba fuera de la enfermería. 

Poco después de que terminara su clase, sin más por hacer me levanté de mi asiento y decidí decir la verdad. No me costaba nada pedir permiso para salir sin inventar nada, solo lo dije rápido y sin dejarlo darme una negativa por respuesta.

-Profesor, ¿me permitiría salir del aula acompañada de Ana? es un asunto importante.

Él profesor se quedó pasmado por un segundo ante presunto interés en entablar conversación, cuando normalmente no participaba ni decía nada durante ese periodo. Aún así su respuesta fue mucho mejor de lo que hubiera esperado.

-Por supuesto que sí, los deberes me los pueden dejar en el escritorio y sus copias del tema se las dejaré a alguno de sus compañeros para que si las ven mas tarde puedan entregárselas. Espero no sea un asunto por el cual preocuparme señorita Valdéz-inqurió con una ceja levantada y mirada curiosa.

-Por supuesto que no, al contrario, muchísimas gracias. Dejaremos los deberes y nos llevaremos nuestras cosas porque es un poco tardado, pero son simplemente trámites para uno de los proyectos de finales de curso.

Gracias otra vez.

-Las espero la clase de mañana, pueden retirarse sólo no no hagan ruido ni distraigan a sus compañeros al salir por favor.

Y dicho esto tomé mis cosas y Ana me imitó siguiéndome el paso.

-Tienes una suerte enorme-dijo Ana mientras caminábamos por el pasillo después de salir con las miradas de todos nuestros compañeros encima.

-No creo que hubiéramos tenido problemas, después de todo eres una de sus mejores estudiantes y yo llevo una de las mejores notas. No tendría porqué quejarse si nos saltamos un par de clases, de hecho creo que deberíamos de hacerlo un poco más seguido.

Pero bueno,vamos hay que llegar antes de que alguien indeseado salga o se me aparezca como suele pasar -apresuré el paso.

-No creo que te encuentres con Javier tan pronto, es muy temprano-recalcó Ana.

-Nunca se sabe-me encogí de hombros.

Al llegar a oficinas encontramos la puerta de Samuel cerrada. Ya eran las 8 así que quise mandarle un mensaje de texto cuando me di cuenta de que ya tenía uno en el buzón, decía que iba un poco retrasado que llegaba lo más pronto posible. Al ver la hora del mensaje me percaté que tenía tres minutos que me había llegado , y al voltear para mostrárselo a Ana me encontré con la mirada de Samuel y su distintivo paso  un poco más rápido de lo acostumbrado, entrando a donde nosotras lo esperábamos. Me encantaba el pequeño detalle de avisar su retraso de poco menos de 5 minutos, bastante atento con mi tiempo, no pude evitar quedarme con ese detalle en mente.