Capítulo I

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-Me da ese ramo de gardenias, por favor.- mi voz algo rasposa llamó la atención de la chica que estaba atendiendo, y pude notar en sus ojos un brillo bastante inocente. Sus delgadas manos tomaron las flores con cuidado, y cortó los tallos uniformemente.

-¿Quieres que le ponga algún listón?- me dijo con los ojos grises arrugados por la sonrisa y no pude evitar sonreírle de regreso.

-Si, por supuesto.- se metió a un cuarto oculto y me preguntó de que color lo deseaba. Ni si quiera lo pensé dos veces- Azul. Azul egipcio.

Regresó con paso apresurado y cuando me lo iba a entegar me dijo con voz divertida:

-Tu novia tiene los ojos azules egipcio, ¿cierto?-y sonreí. Eso era en parte cierto.

-Algo así,-su rostro se confundió un momento y se vio aun más linda cuando alzó una ceja- Mi novio Castiel tiene los ojos azules egipcio.

Su boca formó una expresión de sorpresa y cuando volvió a sonreír sus mejillas estan teñidas de rosa, le di el dinero de las flores y salí del local más feliz que antes.

Las calles de Los Angeles estaban calientes por el sol, y se podía practicamente respirar la humedad. Pero no me podía quejar en absoluto.

Cuando entré al departamento bendecí la invención del aire acondicionado y cuando fui a la cocina por un florero de cristal escuché unos ruidos extraños en el baño.

Me dirigí a la parte trasera del lugar pasando por la puerta del dormitorio, que estaba abierto. Y medio vacío.

Me quedé estático ahí parado, sin saber exactamente que hacer, mientras veía las maletas negras en la cama, con ropa, libros y fotografías. Me acerqué a ellas esperando encontrar una explicación a todo eso, viéndolas como si me pudieran decir que pasaba y no lo estuvieran haciendo. Un suspiro me llamó la atención. Giré todo el cuerpo y me encontré con Cas, abrazado a sí mismo y con los ojos rojos.

-Dean...-susurró. Estaba tan descompuesto que por un momento pensé que se iba a desmoronar frente a mis ojos. Lo tomé de los brazos y lo cubrí con los míos esperando que se tranquilizara un poco y me dijera que estaba pasando.-Me dieron el trabajo,- susurró abrazado a mi cuello.- me tengo que ir a Barcelona ésta noche.- su voz seguía sonando rota y supe exactamente que ocurría...

Desde que lo había conocido un par de años atrás había estado persiguiendo el sueño de que en su trabajo lo tomaran en serio como fotógrafo y lo mandaran a Barcelona, la matriz de su empresa: Heaven's Angels, una compañía familiar, organizadora de eventos, donde casi nunca lo escuchaban por ser de los más pequeños.

Mi corazón comenzó a arder de miedo, impotencia y coraje.

Después de todo lo que habíamos vivido no desistió de eso. Pensé que amaría quedarse conmigo más de lo que quería ese empleo.
Inconcientemente lo separé de mi abrazo viendo sus ojos azules.

Estaba triste. Esto le estaba doliendo. ¿Entonces por qué se iba?

Una lágrima cristalina que cayó por su rostro me hizo reaccionar. Lo amaba tanto que no le haría pasar un mal trago con esto.

-Entonces terminemos las maletas, Cas.- le dije sonriendo con convicción.- No puedes perder ese avión.

Los ojos de Castiel reflejaron lo confundido que estaba por mi reacción, así que le acaricié el rostro e intenté transmitirle todo el amor que me quedaba por él.

-Esto es algo que has soñado, desde siempre. Tienes que ir, Cas. Yo sé que vas a ser muy feliz allá. Y de seguro encontrarás un guapo españolito.-terminé diciendo mientras una bestia incontrolable conocida como celos se instalaba en mi estómago.

-Dean...

-Tenemos que ser realistas, Castiel. Sabes lo difícil que es mantener una relación a distancia, sólo nos haremos daño. Es mejor terminar así, antes de acabar odiándonos.

En sus ojos podía ver que sabía que yo tenía razón. Asintió con los ojos cerrados y apoyó su frente en mi pecho.

-Te voy a extrañar tanto.-murmuró contra mí.

-Yo más, Cas. Yo te voy a extrañar más.

Después de eso tardamos muy poco en empacar todo lo que se llevaría. Eran sólo dos maletas grandes y un bolso con su computadora, las dejamos junto a la puerta.

Y nos sentamos a esperar que el tiempo pasara, lento y maravilloso en su compañía.

Castiel me veía con esos ojos que me calentaban en un segundo, pero yo no podía permitirme el lujo de tenerlo antes de perderlo.

El simple hecho de besarlo me dolía.

Cuando vimos la hora y nos dimos cuenta de que era tiempo de irnos al aeropuerto fue cuando más dolió. Cas se iba y si Barcelona le parecía todo un paraíso como su hermano Gabriel solía decirle, probablemente no regresaría.

Pero sabía que sería tan feliz allá, que entonces no me dolía tanto que se fuera.

Tomé una de las dos maletas y abrí la puerta, dejándolo pasar. Y en un segundo recordé que había dejado algo en la cocina.

Cerré con llave y caminé a las escaleras donde Castiel me esperaba, dejando en la mesa de mi departamento un ramo de gardenias.

Un ramo de gardenias que jamás logré entregar.

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Hola :3
Este es mi primer Fanfic Destiel (de Supernatural, para aquellos que no lo sepan :)).
Espero que les guste :3

GardeniasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora