capitulo 2

48 6 0
                                    

La luz se asoma a mi ventana, iluminando a mi habitación. Me despierto con dificultad, por no haber dormido bien anoche. Me sentía triste y cansado por lo de ayer.
Monasterio se veía muy lindo anoche, pero, tal vez... no debí hacerlo. Me acomodo en mi cama, y me refregó los ojos. En la orilla de mi cama veo una camisa.... Espera... ¿Una camisa? Al parecer es de Monasterio, se le habrá quedado quizás. La tomo y lo acerco a mí, huelo su aroma. Definitivamente es de él. Lo aferro mas a mí, susurrando su nombre sin parar. Cuanto lo amo, pero al parecer le hice daño. Ya hablare con el esta tarde, solo espero que no me odie.

-Disculpe Sargento ¿Puedo hablar con el comandante? -Le pregunto-
-Ah! Diego! Hola! No lo sé....hoy no anda con buen humor.
-¿Qué le ah pasado?
- No lo sé, supongo que es por lo de ayer.

Sentí una punzada en mi pecho, un dolor intenso "Es por mi" pensé. Decidí no molestarlo en ese momento y preferí verlo más tarde.

Me fui adolorido, juntándome con mi fiel amigo Bernardo. Me consolaba a través de gestos, ya que es mudo.

Amo tanto a ese hombre, pero es difícil estar junto a él.

Pasan los días y noches, sin poder verlo en ningún momento. No puede ser así, está bien que este enojado conmigo, pero no puede evitarme para siempre!

Me levanto decidido para hablar con él. Camino, con la mirada arriba y decidido. Sigo avanzando, ignorando a Sargento de que no podía entrar. Abrí la puerta y le di un portazo a Sargento para que no entrara. Monasterio se sorprende mi llegada.

-¿Qué hace aquí Diego de la Vaga?
-Quiero hablar contigo.
-No hay nada de qué hablar. -lo dice exasperado-
- Pues yo sí ¿Por qué usted me evita? ¿Por la otra vez en la noche?
Se queda callado.
-Diego -se levanta de su asiento y se acerca un poco a mi- eso....lo de la noche...solo fue...un error.
-¿Un error? -dije con los ojos bien abierto-
-Sí.
-P..Pero... ¿Por qué?
-Solo nos llevamos y eso.
-Pero...
-¡Nada de peros! Solo... olvídalo
-¡Pero yo me niego a olvidarlo!
-Es una orden -lo dice firmemente-
-¡no! -Agarro sus brazos- escúchame... Monasterio, yo te amo. Y no olvidare esa noche. En ese momento... te tenía, en mis brazos ¡fuiste mío! -Lo abrazo- no...No quiero dejarte. Por favor, no hagas esto.
-Diego entiende usted que... -le levanto sujetándole la barbilla-
- Mírame a los ojos comandante y respóndeme con sinceridad ¿Usted, en verdad, no sintió nada en esa noche?

El trataba desviar su mirada, pero no le dejaba.

-Diego basta!
-Monasterio, contéstame.
Acerco mi cara con la suya.
-Monasterio...

Nuestros labios rozaban un poco.

-D..Diego, esto...no está bien... -tartamudeaba-
-¿Por qué?
-N...nuestros labios.
-si -sonreí- ¿pasa algo?
-no se haga el tonto.
-no del todo -lo bese con rapidez-

Como deseaba tanto tener de nuevo contactos con sus labios, es una de las cosas que tanto me maravillan. Abandono un poco sus deliciosos labios.

Monasterio se apoya un poco en mi por falta de aliento, estaba agitado.

-Diego, no haga más eso.
-¿por qué?-dije a la defensiva-
-porque si no...yo...
-¿tú?....
Se queda callado, y me di cuenta que estaba sonrojado.
-solo suéltame...
-no, aun no. Quiero que termines de decirme el porqué.

Silencio total.

-Si no me lo dices, te daré besos, pero no los normales -le sonrió coqueta mente-

El me mira sorprendido, pero se negaba a decírmelo, y trataba de evitar que yo lo besara, pero yo actué más rápido, y le di otro beso, y sin resistirme, metí mi lengua en su boca rápidamente, en busca en su interior. Este beso me salió más largo que los otros que he dado. Termino el beso, dejándolo totalmente agitado por falta de aire.

-¿Y? ¿Me lo dirás? o ¿prefieres que me digas como te pareció el beso?

Lo miraba, pero no podía ver su rostro, lo ocultaba. Y me di cuenta que el estaba temblando.

-¿Monasterio?
-N..No me mires...

Me dio curiosidad, quería saber porque temblaba. Lo separe de mi un poco más para verle el cuerpo entero, y ahí me di cuenta. Estaba erecto.

-¿Estas erecto?
-¡no! S...solo necesito ir al baño...-lo dice avergonzado-

Debería haberlo dejado irse, pero mi naturaleza me decía que debía seguir. Mi excitación comenzó aparecer.

-¿y si mejor....-me acerco a su oído- te ayudo?-lamo su oído-
Este se encogió. Pero no dijo nada, de hecho al parecer no me rechazaba por completo.
-¿Está bien? -le pregunte-
-no me p...Preguntes.

Sonreí y hice mi siguiente movimiento abrí su ropa rápidamente, acariciando cada esquina de su cuerpo sensible. Besaba su cuello apasionadamente. Monasterio se sentía algo incomodo por la posición, Así que lo tome e hice que se sentara encima de su escritorio. Bese de nuevo sus labios sabrosos salvajemente. Él me rodeaba mi cuello con sus manos, aferrándose a mí.

Nos apegábamos uno con el otro. Con unas de mis manos libres fue a masajear su miembro erecto que pedía a gritos de ser atendido. Al tocarlo Monasterio se contrajo de excitación. Lo tocaba como yo quería. Lo mordisqueaba, le lamia y lo penetraba salvajemente.
No me podía controlar, después de todo es Monasterio ¿no? Mi amado, mi casi platónico, mi sexy comandante. Que ahora está debajo de mí por segunda vez.


Se arreglaba la vestimenta, acabábamos de tener de nuevo relaciones. Estaba todavía agitado él, la cara sonrojada aun.

Se da la vuelta y me mira, y yo a él. Un silencio incomodo comenzó inundar en la habitación.

-Monasterio...
-No...déjalo ya...
-Pero Monasterio...yo...

Me mira.

-¿No quieres...no se....salir conmigo? O ¿Por lo menos intentar una relación entre nosotros?

El me mira analizando. Después suspira.

-Si lo hago por algunos meses, después.... ¿Dejarías de insistir?

Me brillan los ojos de emoción.

-Claro, pero...usted entenderá que lo seguiré amando. Pero lo prometo.
-Entonces....sí.

Deseos ComplicadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora