Katalina

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Pienso...

Respira, "La fuerza esta en mi, yo soy la fuerza"

Salta "La unidad esta en mi, yo soy la unidad"

Bloquea el golpe "La luz esta en mi, yo soy la luz"

Acabalo "El poder esta en mi, yo soy el poder"

Es diciembre, el mes más frio del año, este es uno de los últimos entrenamientos de la semana, se que esto no acaba hoy, pero me siento satisfecha, cada día me siento mas fuerte, se que soy una de las mejores guerreras de la zona, bueno, a decir verdad probablemente sea la mejor de mi nación.

Estoy por cumplir 16 años, tengo que demostrar que soy lo suficientemente digna para recibir la marca de las guerreras, solo puedo pensar en eso últimamente.

Miro al cielo y como las nubes pasan sobre mi, siempre eh amado el entrenamiento, luchar. Pero una de las cosas que mas me encanta es sentir como el aire seca mi sudor, la caricia del aire frio sobre mi cuerpo caliente, esa brisa que pasa a través de mi cabello mojado y lo hace sentir ligeramente mas pesado, hay una tranquilidad inexplicable combinada con una sensación de poder, es como sentirse invencible. Cierro los ojos y pienso en todo lo que voy a lograr cuando pase la prueba, podre ser parte del escuadrón al servicio del reino, seré recordada por mis millones de victorias en batalla, seré respetada y se harán poemas y canciones en mi honor. Pero de repente me invade un pensamiento que hace desvanecer esa ilusión, si no puedo aprobar esto tendré la marca de los débiles, una sensación de ansiedad me invade, tendría que buscar un trabajo en el mercado, o tal ves terminaría como monja en uno de los templos, no, eso no va a pasar, no puede pasar, me niego rotundamente a pertenecer a la servidumbre, no seré una mas del pueblo.

Respiro lentamente, y dejo que el aire frio invada mis pulmones y que al exhalar se lleve mis malos pensamientos y el miedo, la calma me envuelve nuevamente, lentamente mi mente se queda tranquila, en blanco, solo soy yo, el frio y el olor a tierra húmeda. Entonces escucho un paso muy cerca de mi, mi mente despierta rápidamente, pero ya es muy tarde para una reacción evasiva, un puño da contra mi rostro, justo en la mandíbula y el sabor a sangre me llena la boca, ese sabor a oxido me recuerda el sabor del dolor, a penas regresa mi cara y recibo otro golpe en mi estomago, el aire escapa violentamente de mi, y no regresa.

Me tumbo al suelo y lo único que puedo hacer es tratar de respirar agarrándome el estomago, como si eso fuera a hacer que el aire regrese mas rápido.

Me pongo como puedo en cuclillas y quiero tirar un golpe, ¿a dónde o quien? no se, pero tengo que atacar, me bloquea. Logro alzar la mirada, es mi madre, recibo una patada en el costado y caigo de nuevo al suelo, a sus pies, ella me esta hablando pero no logro entender, mi cabeza sigue confundida y lo único que puedo distinguir de lo que me dice son tres palabras "nunca lo lograras ".

Ultimo alientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora