Capítulo 2: ¿Qué hay de malo en ser diferente?

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Jason Marshall, mejor conocido como el más deseado del instituto, esa clase de hombre que quisieras tener de novio, aunque ya tuviera novia, esa clase de hombre por el que no te importaría que te llamaran zorra.

Mariscal de campo, excelente promedio, todas las chicas a sus pies, su vida era perfecta, ¿lo era realmente? Claro que no, lo perfecto no existe, él tenía un secreto, como todos, pero era un secreto que si salía a la luz podría acabar con su vida como la conocía.

Jason se encontraba dirigiéndose a las regaderas después de un largo y duro entrenamiento. Necesitaba desprenderse de sus pensamientos, tan solo unos segundos.

Después de una larga y caliente ducha se dirigió a su casillero, donde usualmente guardaba su ropa.

Aún con solo una toalla encima Jason busco entre la montaña de ropa algo limpio que ponerse, pero descubrió algo realmente interesante.

Dentro de su casco de futbol americano se hallaba una carta. La abrió, y al leerla se llevó una sorpresa.

Jason, que honor poderte escribir, todas las chicas del instituto darían su vida por este privilegio.

Pero yo no, ¿te tengo que recordar cuál es tu secreto? No lo creo, considerando que eres un ejemplo a seguir no puede ser difícil encontrarlo. Y te tengo que felicitar, nunca lo hubiera imaginado, y dudo que nadie tan siquiera lo considere, ¿tu familia lo sabe? No, claro que no, a tu padre no le sentaría muy bien la noticia.
El gran, guapo y popular mariscal de campo ¿Con un secreto como ese? Simplemente fantástico.

Y ahora te estarás preguntando, ¿quién escribió esto? No te lo diré, eso es lo divertido del juego, tienes que adivinarlo tú solo.

Leíste bien, esto es un juego, y como buen juego, tiene reglas.

¿Quieres jugar a las escondidillas? Yo me escondo y tú tienes cinco semanas para encontrarme, mientras tanto, cada lunes, iré dando a la luz tus secretos, uno tras uno. Pero no te angusties, te daré ayuda extra, específicamente a cuatro personas más.

No te preocupes, tú sabrás de quienes estoy hablando.

Así que, ¿te atreves a participar? Esas son las reglas.

Y tranquilo, que yo se esconderme mejor que tú.

Ten un buen día Jason, y disfrútalo, porque las siguientes cinco semanas no serán fáciles.

Atte. W.

El chico sabía muy bien del secreto relatado en la carta anónima, su desesperación y enojo tomo posesión de él y un segundo después término golpeando su casillero, no llegaba a comprender el cómo de la información del anónimo, cómo es que la tenía.

El rubio hizo una pequeña bola de papel con la carta no deseada y lo lanzó al interior de su casillero, mientras se vestía se estaba tratando de convencer de que lo sucedido minutos atrás solo había sido una mala jugada, una broma pesada, pero Jasón no estaba del todo seguro.

Salió del vestidor hecho una furia, tratando de controlar sus ganas de patear a toda persona que se le cruzara en el camino.

- ¡Jason! -llegó corriendo Cam, uno de los mejores amigos del chico. -Amigo, tenemos partido el próximo lunes, así que entrenaremos media hora extra en la semana. -anuncio mientras se unía a su caminar.

En ese momento lo que menos le importada era los próximos partidos, pero al escuchar que se llevaría a cabo el próximo lunes le vino a la mente las palabras escritas en la carta recibida "...cada lunes, iré revelando tus secretos, uno tras uno."

Jason tenía miedo, realmente lo tenía, se preguntaba una y otra vez ¿cómo lograré ganar este juego? Era imposible, no contaba ni siquiera con una pequeña pista para comenzar, estaba perdido.

-Amigo, ¿estás bien? -cuestiono Cam. - ¿Acaso escuchaste lo que dije?

-Sí, lo escuche, ¿contento? -respondió el rubio mientras apretaba su quijada, con tanta fuerza como le era posible. Ahora no estaba de humor como para entablar una conversación.

- ¿¡Podrías calmarte un poco?! -reacciono su mejor amigo. -Yo no tengo la culpa de lo que sea que te esté sucediendo. -declaró mientras se alejaba de allí con paso firme.

Jason no le tomo mucha importancia, solo quería largarse de ese maldito lugar, pero lo más importante, quería encontrar a esas cuatro personas más, esas personas que le ayudarían a acabar con ese infierno que estaría a punto de experimentar.
Camino y camino, sin rumbo alguno, tratando de no pensar e ignorando los saludos de sus compañeros.

Estaba absorto en sus pensamientos y cuando paso frente al sanitario de mujeres escucho sollozos, olvidándose por un momento de sus problemas y lleno de curiosidad, Jason abrió la puerta y asomo la cabeza.

-Eh, ¿hola? -preguntó no muy seguro de lo que se encontraba haciendo.

Los sollozos pararon y por un momento no se oyó nada, solo un escalofriante silencio. Pocos segundos después se escuchó el rechinido de una puerta al abrirse y vio a una chica saliendo de un cubículo.

-Hey... ¿estás bien? -pregunto el rubio.

-Sí, no te preocupes, solo pasé un mal día. -sonrió la castaña, mientras se limpiaba las lágrimas con la manga de su suéter.

-Ni me lo digas. -añadió Jason mientras abría completamente la puerta de los sanitarios y se recargaba en ella. -Soy Jason, por cierto.

-Lo sé. -rio la chica. -Soy Pandora.

-Lindo nombre. -admitió el chico. -¿Cómo la caja de los mitos griegos? -pregunto tratando de recordar si eso era verdad.

-Exacto, mi padre es profesor y ha dedicado una gran parte de su vida a estudiar los mitos griegos. -Pandora no estaba del todo segura de por qué le estaba contando todo eso al mariscal de campo, pero necesitaba hablar con alguien.

-Genial -sonrió. -Oye, me tengo que ir, no llores más ¿sí? Sea cual sea la razón.

La chica se despidió y Jason se alejó de ahí, mientras presentía que Pandora y él pronto se volverían a ver.

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¡Capítulo nuevo!

Primero: 411 en misterio/suspenso <3 No es mucho pero es algo, así que gracias, gracias <3

Segundo: Nuestro más sincero agradecimiento a todas esas personas que votan y comentan, aunque solo hayamos escrito y capítulo xd

En fin, solo queríamos darles las gracias <3

Voten, comenten, recomienden, claro, solo si les gusto c:

Bye.

¿Te atreves a participar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora