Capitulo 1. Lugar.

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El vive en el sur oriente de aquella ciudad, ciudad negra y para evitar celos posteriores, la dejaremos sin nombre. La ciudad es anónima si, porque aquella, es negra, muy negra y a él le regala los mejores cielos, esos que a él, en lo muy personal, agradece por vivir y contemplar, cielos que no va a compartir, a no ser que sea con el. Su familia es rota, pero cada pedazo es negro, unos mas que otros. Su mamá por ejemplo, suele ser aquella negra mas negra que el onix, el motor principal de aquel fragmentado corazón que apenas y palpita.

El esta muy negro, había ya absorbido tantos colores que no sabía al final, cómo actuar y que pensar... pero esta no podría llegar a ser una historia sin un contrapee típico, que nos suelen pintar como atípicos y por ende hace que le cambie la vida a nuestro personaje principal, aquel sobrio y negro ser, ademas no puede ser una historia tan negra, como quisiera él que fuese, y todo este gran problema de colores apenas esta por empezar.

Cierto día él, el chico negro, comenzó su día como cualquier otro, su vida ya se había tomado lo típico en condiciones de monotonía desde hace ya siete años, gracias a un evento blanco que había absorbido su corazón. Luego de hacer sus preparativos matutinos, cerro la puerta de su casa y partió. El estudia artes, su fuerte son las fotografías, en especial en blanco y negro, creía que el mayor equilibrio que pueda contemplarse en una obra era justamente eso, el balance de blancos y negros en una buena composición, un buen encuadre y planos limpios; el también pinta, pero es un secreto para todos. Aquel día destinado a quebrar definitivamente llegó, el masticaba su desayuno, aquel desayuno solía ser guardado después de cada mordisco en una bolsa de papel con mas de un uso, sentado en aquella banca, esperando su sistema de movilidad, lo vio, si, vio sus ojos y en ellos una galaxia entera, mas grande y bella que la mismísima andromeda, sus pensamientos se eclipsaron en unos ojos que apenas y ponían verse, un par de ojos que se abrían y cerraban. Sus gestos fueron evidentes para todo el mundo menos para él, sonrió mientras el calor subía por sus mejillas haciéndolo sonrojar públicamente, acontecimiento numero uno, para detonar la bomba. La bomba, la bomba de negro, estaba en su interior, en medio de sus pulmones, seriamente ligada a la izquierda, palpitaba y daba brincos con 60 repeticiones por segundo, un grillo. Aquel momento detonó su primera bomba, gracias a que su temperatura corporal se elevo, y su presión arterial iba en subida, tuvo un ataque de negritud, un sistema de emergencia auto impuesto para permanecer en su zona de confort; el, por su parte lo miro expectante y con un gesto de amabilidad, haciendo de el momento algo especial y diferente, no le quedo mas a negro que rápidamente bajar la cabeza, para que sus grises y gritones pensamientos actuarán, pues aquellos comenzaron a aturdirlo, pero su bomba, aquella peligrosa bomba, la bomba negra, no dejaba de pensar en la galaxia, esa galaxia enmarcada por una sonrisa de oreja a oreja, aquella experiencia, aquel chico, de mirada fulminante fue el principio del fin.

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