¿Quien es el?

Umbrales.

Luego de morir lentamente por un par de ojos, negro se dispuso a continuar su día, o por lo menos eso trato. En sus actividades básicas y cotidianas, todo podría generalizarse en dos aspectos, su vida universitaria y su vida laboral, aspectos que por momentos competían en importancia, nunca supo cual de los dos llenaba más sus vacíos. En su vida académica, siempre logro desempeñarse en casi todo, siempre obtuvo notas altas, investigaciones y concursos. Dentro de su vida académica tenia escapes que rompan con la monotonía de la academia, uno de esos, era el agua, para él un espacio a temporal, una burbuja donde todo el tiempo se detenía y se encontraba a él mismo, inmerso en esa quietud silenciosa, eso a lo que llamaba vida; como cualquier amante de la fotografía, la recordaba en planos, encuadres y tomas. Pero el siempre iba más allá, era muy común para él, que sus experiencias siempre fueran más audiovisuales, aquí otro escape, la música. Para ser tan joven y a primera vista, un adolescente convencional, tenia un gusto musical muy peculiar, lo suyo eran esos sonidos bohemios y poco comunes en el siglo XXI, las armónicas, los sexys tonos de saxofón oxidados ya por el tiempo y uso, los violines y sus tristes notas, las voces desgarradoras de algunos interpretes de jazz, blues o soul, eso le llenaba y con facilidad le hacia erizar la piel. En gustos cotidianos, prefería escuchar movimientos alternativos y poco conocidos, porque él es así, diferente. El deporte, dentro de su vida universitaria, jugo un papel importante, el era un buen voleibolista, pero a pesar de ser muy estricto y disciplinado, nunca logro jugar como quiso y con el tiempo fue una cosa más que solo guardo en su recuerdo. Su trabajo, no fue algo deseado pero si agradecido, con el encontró una forma de ayudar como siempre quiso en su hogar, tema del cual, cuando se sienta en más confianza hablara detenidamente. Era importante por ellos, su familia, más que por él. Ambos espacios siempre eran rodeados de letras, eran un torbellino constante en su cabeza, pero jamás había llegado a experimentar ese mismo torbellino en su barriga, ese aleteo de animales voladores, entendió entonces aquel dicho de "mariposas en la barriga" y como lo estremecía cada aleteo.

Luego de que su día se estancará en la monotonía cotidiana, exploto, no soporto más las fricciones que su contexto, esas cargas que su universo personal, le imponía estruendosamente, el tema de explotar, siempre, siempre lo aterrorizo, pues creció siendo fuerte y aprendiendo a no llorar, muchas veces sintió necesidades involuntarias de hacerlo, pero no podía, algo dentro de si, no se lo permitía, tenia una infinidad de nudos que necesitaba desatar pero desconocía la manera de hacerlo, no tenia como hacerlo sin dañar a todos. Hoy lloro, en medio de esa explosión, su corazón ya fragmentado, corto a todos los que quería, pero por primera vez, pudo respirar al tope verdadero de sus pulmones, tomo una bocanada de aire y sintió paz, una paz tan estremecedora que su cuerpo tembló por unos segundos, sus ojos se llenaron acaudaladamente de agua salada, no pudo ver nada más que su contexto un poco gaseoso y confundido, ahí solo logro sonreír de lado.

Eran las 4 am, luego de su bombeante explosión comenzaron a llegar esas recesiones del daño causado a todos en conjunto a la soledad que odiaba sentir, no supo que hacer más que dejarse llenar de nuevo de lagrimas, quizá tantos años ocultando esa tristeza solo intensifico y sumo todo lo que había dejado de sentir, solo recuerda que en una semana, hubo explosión tras explosión y el poco a poco, se sintió mejor, solo pero mejor.

El tiempo transcurría y el no dejo nunca de sentirse igual, vacío. Era su mejor explicación, por que no lograba nunca encaminar un solo sentimiento para definir como se sentía, eran tantas cosas que no lo graba descifrar que exactamente sentía. Su vida, al parecer, se encontraba en esa etapa donde todos debemos aprender, pero al parecer, esta si que habia hecho estragos con su corazón.