Los días contados

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-Ella, Ella, Ella...- dijo una voz familiar.
Me sacó de mis pensamientos.
Era Miranda.
-¿Q-Qué pasó?- dije asustada y a la vez un poco molesta.
-La clase terminó y... te quedaste inmóvil, cómo si estuvieras en otro planeta- dijo Miranda- ¿Estás bien?
-S-Sí, eso creo, yo...- comencé a marearme. Me lancé bruscamente hacia atrás.
-Ella, necesito...- dijo Perryn, mirándonos a ambas- ¿Qué ocurre?
-Ella no se siente bien, es todo.
-Ella, creo que debemos llevarte a la enfermería ¿no crees?- dijo preocupado.
-No, estoy bien, vamos, debemos ir a la ceremonia.
-Espera, Ella- dijo Perryn
-¿Qué ocurre?
-Quería decirte que el director quiere verte.
-Está bien, iré de inmediato.
-Alto- exclamó Perryn.
Se acercó a mí y rozó con sus dedos mi rostro, luego, me miró fijamente.
-Tienes un poco de grafito en la cara, no puedes ir así.
Me aparté de él un momento.
-Mejor me voy- dije.
Al entrar a la dirección, el director me indicó sentarme.
-Buenos días, Director Fray
-Buenos días, alumna Ella; iré directo al grano, usted es la mejor alumna en la escuela, es inteligente, no causa problemas, es muy amable con todos y, ha ayudado a cada alumno a salir adelante. Por eso quiero que tenga en sus manos, un libro que es uno de mis favoritos; sé que no es mucho, pero créame que le estoy entregando el libro que me cambió la vida.
El director me dio en mis manos un libro un poco grueso, de color rojo.
Leí el título "La aventura más grande de mi vida".
-Espero que lo conserve y lo cuide muy bien. Sé que lo hará.
-Muchas gracias, Director- no sé porque pero lo abracé involuntariamente. Él me correspondió.
-Ya puede irse, no debe perderse su ceremonia de mejor alumno-me guiño el ojo.
Fui hacia el patio de la escuela. Todos los alumnos estaban ahí, frente al auditorio, esperando a los maestros para la premiación.
Sentí un nudo en la garganta.
Mis amigos estaban conmigo.
Inició la ceremonia...
Entonces, llegó mi hora.
Me nombraron. Al parecer, todos quedaron extrañados, era cómo si no me conocieran, después de todo lo que hice por ellos.
Aún así, di un paso al frente y, pude sentir los miles de ojos que me miraban con detenimiento.
El director me miró y sonrió. Todos los maestros estaban ahí.
Me dieron una medalla y un diploma, me sentía muy importante. Por primera vez, era alguien diferente.
Pero algo ocurrió.
Algo parecido a una explosión se escuchó muy cerca. Cuando me di cuenta, ya había salido volando. Pude ver todo, la explosión, los alumnos corriendo por todas partes.
Creí que era el fin.
Pero, sólo fue el comienzo.

El fin de una era...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora