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Prólogo

Y aquí estoy,en la capital de España, la gran ciudad de Madrid. Estoy en el final de mi carrera universitaria y con ello daré fin a otra etapa más de mi vida.
Toda mi vida he atribuido poca importancia a mis estudios. Si es verdad que siempre lo he sacado todo con buena nota y sin problemas, pero me cabreaba mucho el tener que pasar la mejor época de mi vida encerrado en mi habitación bajo la tenue luz de un flexo en vez de disfrutar ese tiempo. Pero un día al despertar, aquellos ideales me abandonaron y mi mente se sumió al completo en los estudios, puede que un poco tarde...
Cuando vine a ésta ciudad, abandoné mi antigua vida en el pueblo en el que me había criado y había tenido tantas experiencias. Cada día que pasa me vienen más recuerdos a mi cabeza de situaciones que creía olvidadas. La primera chica que conocí y cómo se estropeó todo, cada duro encuentro que disputaba con mi equipo, aquellos interminables días de instituto, que sólo podía soportar gracias a la gente que me rodeaba.
En la universidad he conocido a personas cuyas personalidades son de lo más cálidas y acogedoras, y a quiénes no cambiaría por nada. Todos y cada uno de ellos son geniales a su manera.
Aún con todos los amigos que tenía y que ahora he conocido no consigo quitarme de encima esa constante sensación de soledad.
Todo esto puede estar motivado de alguna manera por mi único objetivo verdadero en mi vida; que es la búsqueda de la felicidad. Cada vez que me pongo a pensar sobre mi futuro, me cuesta imaginar una vida en la que sea plenamente feliz. Todos hemos pensado alguna en un futuro en el cuál no tengamos problemas de dinero o de salud, que nuestra vida sea sencilla y fácil.
En ninguno de los futuros que me imagino consigo satisfacer esa búsqueda. Quizás sea un etapa que estoy pasando, en la que las mismas ideas rondan una y otra vez mi cabeza y puede que esto sea mi perdición.
Creo que si algo tiene que cambiarme, llegará cuando menos lo espere y por eso no haya pensado en ese algo o ese alguien que trastoque todo mi ser y de paz a mis pensamientos.
Ahora debo continuar mi vida, esperar y esperar, algo a lo que estoy acostumbrado, ya que me he pasado mi juventud esperando siempre al dia siguiente, para jugar ese partido tan importante o para poder salir con los amigos y olvidarte del resto; o incluso esperar a ese momento de soledad que a veces tanto necesito. Así comienzo mi historia y por cierto,me llamo David.