Historias y Fábulas

Distancia

Queridx nadie:

Ha sido muy difícil la vida sin ti.
No quiero insinuar que el camino que llevo sea tortuoso.
He pasado por tantas cosas buenas.
Intento llevar mi vida como el resto.
Como una sola y real persona.
Podría decir que finalmente aprovecho mi tiempo en la Tierra.
Pero algo ha faltado desde que te desaparecí.
Todas las cosas buenas del mundo no me alcanzan.
Ni siquiera llegan a mi cuerpo.
Les miro atravesar el mar y desvanecerse justo antes de tocarme.

Mi vida se ha dividido en dos habitaciones.
Soy forzado a permanecer del otro lado del cristal.
El hemisferio donde nada me ve, escucha o sabe que estoy aquí.
Por eso doy la impresión que nada me importa, cuando salgo a la calle.
He perdido el lazo. El vínculo con la gente.
He perdido la habilidad de vivir mi vida y no sólo habitarla.
No sabes cuántas veces he estado a punto de buscarte.

Otra vez.

A pocos metros de volverme loco por esta sensación
de pulmones perforados.
Quisiera ser un hombre sano y dejarte ir.
Abrir la jaula donde me contemplo a mí mismo encerrado.
Entender que existes para todos los mundos.
Menos para el que habito.
Esa es la única verdad.
Abrazar por última vez mi cautiverio
y seguir con la vida que todavía no conozco.
Pero no puedo.

Soy un enfermo sin la entereza mental que implica
observar las cosas como realmente son.
Soy, también, demasiado cobarde
para renunciar al mundo en tu nombre.
Por eso debo tomar el único camino que me queda.
Debo enterrarte en mi memoria.
Así: comprar una pala, elegir una superficie noble.
Cavar un agujero profundo en la tierra.
Y depositar tu cuerpo jamás cálido al interior de la fosa.
Sé que no es una solución justa.
Me matarás si regresas en forma de bicho o mineral.
Pero no se me ocurre otra cosa.
No puedo seguir con la existencia absurda recortada por la mitad.
Justo donde tu mano y la mía se abrazaron.

Eso jamás pasó.

Necesito un cementerio tuyo para inventar una costumbre.
Para que llorar sea tan cotidiano que nunca regrese.
Dejarte flores por última vez.
Pensar en la reencarnación.

En otra vida seremos árboles.
Uno plantado junto al otro.