Capítulo 2

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Terminado la jornada, todos regresan a sus casas, Sofía se despidió y Daniela quedó esperando a encontrarse con José. Él la esperaba a un lado de la calle con su bicicleta como todas las tardes, le hizo señas con una mano para indicarle dónde se encontraba.

-Mi amor, te extrañé hoy.

-Yo también.

-¿Cómo te fue hoy?

Por un momento Daniela dudó, luego le contó sobre la nueva compañera que había llegado a su clase, sin embargo omitió la conversación que ambas tuvieron a solas esa tarde. No quería preocuparlo, además no había entendido muy bien el significado de sus palabras. Antes quería saber qué quería decirle. Malos pensamientos atravesaban por su mente, pero no quería alarmarse tan pronto, a veces pensaba que ella era la paranoica. Debía darle una oportunidad a Martina, al menos con ella era bastante simpática.

-Muy bien, mi amor.

-¿Sucede algo? Te ves distraída.

-Sólo estoy un poco cansada. ¿Te parece si nos vemos mañana mejor?

-Bueno, te dejo en la puerta de tu casa y me marcho, no quiero que andes sola por ahí.

Dicho esto José la dejó como dijo en la puerta de su casa y con un casto beso se despidió de Daniela. Cuando miró hacia la esquina logró ver que Martina que al parecer ya había llegado a su casa e incluso se había cambiado de ropa. Ella no la había visto, pues actuaba como si se estuviera escondiendo de alguien.

En una momentánea decisión Daniela la siguió hasta dónde se dirigía. Fueron a parar a un callejón poco concurrido y oscuro. Desde una distancia segura, Daniela la siguió por los pasajes que iba tomando, ya era tarde cuando se había dado cuenta de que ése sitio era un habitual escondite bandas juveniles de asaltantes. Bastaba con ver las casas, todas con pinturas desgastadas, ventanas cubiertas con tablones, rejas con púas y llenas de candados.

-Si quieres seguirme deberías ser más cuidadosa, Dani.

Sorpresivamente Martina se había dado vuelta y miraba a Daniela frente a frente. No había notado que en ése momento de distracción fue un blanco fácil a ser descubierta por ella, aunque en aquellos momentos lo que menos le preocupaba era ser atrapada por su compañera de clase, más terror le daba pensar lo que sucedería si algún miembro de esas bandas las encontraba a ambas solas.

-Perdón... yo no quería... -Comenzó balbucear Daniela.

-Claro que sí querías o no estarías aquí. Si querías saber lo que hacía me hubieras dicho antes. Créeme que es más seguro llegar hasta acá conmigo en vez de hacerte pasar por espía. Mis amigos creerían que eres una soplona.

-¿Tus amigos?

Antes de que Martina pudiera pronunciar palabra, se acercaba una camioneta gigantesca a gran velocidad. La muchacha agarró a Daniela del brazo y la arrastró a su lado de un solo movimiento.

-Quédate a mi lado. No pronuncies palabra y por sobre todo, no los mires a la cara.

-¿Pero por qué...?

-Shh.

La camioneta se detuvo justo enfrente de ellas sin considerar que se encontraba sobre un paso peatonal y la mitad del vehículo estaba sobre la vereda. La camioneta era completamente negra y tenía los vidrios polarizados, por lo que no se podía ver quién iba en su interior. A continuación bajaron el vidrio de una de las ventanas traseras y mostró a un sujeto que vestía ropas muy elegantes y traía consigo unos lentes oscuros que le cubrían la mirada. El hombre apoyó un brazo en la apertura de la ventana y se acercó para hablar más de cerca.

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⏰ Última actualización: Jan 26, 2016 ⏰

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