S i e t e

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-¿Sophia , me estas escuchando?-Andrea estaba sentada frente a mi con cara de frustración.

-¿qué? No, perdón ¿que decías?-ya había pasado una semana desde que encontré la foto y todos los días después de ese encontraba una nueva foto dentro de mi casillero, ya era una rutina, yo llegaba abría el casillero y tomaba la foto, la cual sabía que estaría ahí al final del día, la metía en mi mochila sin mirarla hasta que llegara a mi cuarto, entonces me ponía a estudiarla minuciosamente.

La segunda foto me sorprendió porque no era de mi, sino de una flor blanca muy bonita que crecía dentro de una botella plástica, en la foto del tercer día había una madre y su hijito caminando por una calle que parecía pertenecer a la zona pobre de la ciudad, pero la madre se veía muy feliz y cargaba en sus brazos a su bebé con evidente amor materno, y así todos los días aparecía una nueva foto con una letra L escrita en la parte de atrás, era la única pista. Tengo que admitir que son muy bonitas y artísticas, pero no logro encontrarle sentido a la situación, desde hace una semana que no dejo de pensar en todas esas fotos que ahora se van acumulando en un montoncito en mi mesa de dormir.

-te decía que no me puedo elegir por el vestido para la fiesta de graduación, el rojo le queda a mi tono de piel pero me encantó un vestido azul que vi el otro día, tenía encaje blanco en la parte de abajo y...-sigue hablando mientras mi mente se concentra en las seis misteriosas fotos. No tienen nada que ver una con la otra, a menos que fuera algo poco evidente que mi intelectual no alcanzara a comprender. Ele. No se me ocurría el significado de esa letra.

-entonces ¿tu que dices? ya se que falta mucho pero...-Andrea estaba tan concentrada en su conflicto de vestidos que no notaba lo poco que me importaba el azul turquesa y el encaje tipo francés.

-creo que la primera opción está bien, escucha, me tengo que ir ¿okay?

Me voy sin esperar su respuesta. Había estado pensando en un plan para descubrir al fotógrafo misterioso y acabar con esto de una vez. Me siento al lado de un árbol no muy lejos de los casilleros, así podré ver a cualquiera que se acerque a mi casillero sin ser vista. Para aprovechar el tiempo, me pongo a resolver los ejercicios de matemáticas que nos dejaron para el fin de semana. Ya casi es la hora de la salida y sé que ya casi es la hora de resolver este dilema. Una chica que no reconozco pasa caminando por el pasillo, pienso que podría ser ella, espero que se detenga frente al casillero pero sigue caminando. Pasan cinco minutos sin que pase nadie, hasta que un chico sale de un salón y se dirige hacia los casilleros y no se porque pero de pronto me siento nerviosa. El chico para justo enfrente de mi casillero y saca de su bolsillo una fotografía instantánea y la introduce por la rendija del casillero. ¡Te tengo! Se da la vuelta para alejarse caminando por el pasillo y lo reconozco. El extraño del auto, el idiota del bosque, Alejandro.

Corro hacia mi casillero y lo abro, saco la foto sin verla y corro por el pasillo para alcanzarlo, pero en ese momento la campana de salida suena y todos los estudiantes ansiosos por llegar a sus casas salen de los salones como en estampida, empujando a todos para llegar a los casilleros y como voy en dirección contraria recibo empujones y pisadas que me impiden seguir avanzando, veo a Alejandro salir hacia la calle y lo pierdo de vista.

Empujo a quien esté en mi camino y en unos segundos estoy tomando mi bicicleta para tratar de alcanzarlo. Como voy rápido no tardo en alcanzarlo.

-¡oye! ¡Creo que olvidaste esto!-le grito cuando estoy a unos metros. Me escucha y deja de caminar y se da la vuelta, me sigue con una mirada divertida hasta que estoy frente a el y freno la bicicleta con los pies. Estoy exhausta.

-olvidaste esto-repito jadeando

Se ríe y de nuevo se le forma una red de arruguitas en la comisura de los ojos-no, esas fotos son para ti, por eso las dejo en tu casillero.

Sigo jadeando por el cansancio así que resumo la pregunta a una palabra-¿porque?

Se encoge de hombros indiferente-porque quiero.

-¿porque quieres?-vuelvo su respuesta en una pregunta.

-porque quiero-me contesta con una sonrisa burlona.

Recupero la respiración-pero tiene que haber otra razón ¿no?

-no, no la hay-se da la vuelta y comienza a caminar por la calle y yo lo sigo en mi bici avanzando con ayuda de mis pies para ir al mismo ritmo que él.

-así que te gusta la fotografía

-si, bastante

-¿y qué significan las fotos? Bueno más bien ¿lo que fotografiaste?

-¿no es obvio?-lo dice como sí le estuviera preguntando cuanto es dos mas dos.

-no, para mi no, de hecho me la pase toda la semana tratando de averiguarlo-ahora me siento tonta.

-bueno, en las fotos había cosas bonitas en lugares feos ¿no?-asiento con la cabeza-pues es que a mi me gusta ver la belleza en donde otra persona ve suciedad o basura-de repente se volvió obvio, pero entonces ¿eso significaba que me consideraba bonita? Me sonrojo al pensarlo pero afortunadamente el no lo nota.

-¿y la primera foto?

-lo mismo, algo bello y diferente creciendo entre la multitud-lo dice viendo hacia el suelo avergonzado. Caminamos en silencio por un rato, sin saber que decir.

-¿y la ele?

Su expresión pensativa e insegura cambia por una alegre-es por mi hermanita, ella me llama Lejando porque no puede pronunciar bien mi nombre, tiene tres años. Por eso la ele.

Me río para mis adentros, había intentado descubrirlo pensando que era algo más complejo cuando sólo era el nombre que le daba una niñita a su hermano mayor. Caminamos hasta que estamos enfrente de mi casa.

-aquí me despido-digo no muy segura de como hacerlo.

-bien.

Nos quedamos en silencio unos segundos y después sólo camino hacia la entrada.

-oye espera-me doy la vuelta-todavía no se cuál es tu nombre.

Me río, que tonta-me llamo Sophia.

Sonríe-Sophia-asiente con la cabeza mientras se aleja caminando, hasta que lo pierdo de vista entro a casa. En mi cuarto, saco la foto de mi bolsillo y la pongo hasta arriba del montón. En la foto está Alejandro sonriendo, sentado en el cofre de un auto viejo y oxidado, y no puedo evitar sonreírle de vuelta.

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