CAPITULO #4

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El timbre sonó y me retiré rápidamente del aula. En mi cabeza habitaba un gran nudo, el cual provocó dolor de cabeza. Muchos sentimientos en un día.

Me cargué contra la pared blanca de las afueras del edificio y encendí un cigarrillo. Eso siempre lograba calmarme.
—¿Vamos? —Musitó Louis llegando a mi persona.
—No, hoy no. Estoy exhausto, dormiré la tarde completa.
—Bien, adiós Gerardo —Dijo él corriendo a su motocicleta oscura.

Imité la acción de Louis y conduje hasta mi apartamento. Al llegar, dejé todo sobre el sofá color chocolate y en completo silencio me dirigí a la habitación de mamá.
Abrí la puerta con cautela y la observé dormida sobre la cama, cubierta entre sábanas blancas. Me acerqué a su mesita de noche visualizando 
la gran cantidad de medicamentos que tenía sobre ésta y una taza de café ya fría.

Gabriela, mi madre, padecía de una enfermedad mortal titulada “Malaria”. La obtuvo en China cuando fue a un viaje de negocios. Los días están contados, ya no hay 
vuelta atrás, morirá en, aproximadamente, un mes. Los medicamentos que ingiere son para que su respiración sea neutra y para que logre articular palabras.

Mi familia, o lo que queda de ella, consiste en mamá y yo. Papá se fugó de la vida de Gabriela al decirle, ella, que tenía un pequeño fruto en su vientre. Un 
verdadero imbécil, ¿Quién deja sola a una adolescente de diecisiete años de edad embarazada?. Ni si quiera tengo por qué llamarlo padre, no lo merece. Reynol 
está mucho mejor.

Con todo lo relatado hace unos segundos, se puede saber por qué soy como soy. El alcohol, el tabaco, las fiestas, el sexo y los líos son para olvidar la maldita 
vida que tengo. Pero no siempre funciona.

(...)

Tomé mis llaves y me dirigí a casa de Connor, donde estaban todos. De camino oí unos gritos provenientes del parque más cercano. La voz femenina podía reconocerla, 
y al hacerlo, me acerqué un poco más para oír claramente la conversación.
—¡Tú siempre eres el causante de todas nuestras discusiones Chaz!, ¡Eres un verdadero imbécil! —Gritó ella mientras algunas lágrimas corrían por sus mejillas con 
rapidez.
—Exageras demasiado ______ —Bufó el chico de cabellos chocolates con el cual tenía la discusión.
—¿Exagero demasiado? —Rió con ironía—. ¡¿Crees que exagero cuando mi novio me fue infiel con Katie, la perra más perra de todo el instituto?! —Suspiró secando 
algunas pequeñas gotitas que habían llegado a su boca—. ¿Sabes, Chaz?; no puedo continuar con esta relación. Jamás tenemos tiempo para vernos y tú te has besado 
con Katie y quizás que otras cosas más han hecho. Terminamos —Musitó seca—. Eres un estúpido insensible. Fuera de mi vista, mi vida, todo.
—¡Vamos ____, no puedes hacerme esto! —El chico elevó la voz.
—Claro que puedo —Le miró con odio—. Esto ya finalizó, muérete o haz lo que quieras; menos reaparecer en mi vida.

Y fue entonces cuando descubrí que el tal Chaz, era el novio de _____, lo siento, ex novio.
—¡Vete a la mierda, haz lo que quieras! —Gritó él enseñándole el dedo de en medio mientras se largaba de nuestra vista.

_____ cayó totalmente triste sobre la banca del parque y cubrió su rostro con ambas manos al llorar más. Algunos cabellos rebeldes se corrieron por su rostro; y 
sin más, me acerqué a ella.

No me asustas Hernandez!..[[Adaptada]]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora