Capítulo 1: Soledad

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Miserable, solo, vacío... Tantas cosas que podía decir de mí. Tantas desgracias que me perseguían. Tanto odio y repulción que sentía por mí. La soledad, simplemente, estaba acabando conmigo. No sabía qué hacer, varias veces intenté suicidarme, pero algo me detenía cada vez que lo intaba. Todo en mi vida era un asco, sinceramente estaba perdido.

Desperté, como todas mañanas en ese departamento del demonio, lamentándome de haber abierto los ojos un día más. Me levanté de mi cama y me dirigí al baño, me miré en el espejo, con la misma pena que sentía por mí mismo. Así que golpeé el espejo con la esperanza de romperlo y acabar con una parte de mi sufrimiento, pero solo cause un dolor en mis nudillos y sin ronper el cristal. "Qué idiota" pensé. Todo iba mal justo al despertar, siempre, como de costumbre.

Después de bañarme, cambiarme y desayunar salí de mi casa a mi trabajo del demonio. Ocho horas metido en esa posilga de oficina atendiendo llamadas, apuntanso datos y lidiando con los clientes "insatisfechos" y mi jefe, mejor dicho, el demonio que me atormenta todos los días.

Después de esas ocho horas de desesperación regresé a mi "bella morada". Cuando entré sentí un aura diferente en el departamento, como si lo poco de esperanza y "alegría" que había en ese lugar se hubiera desvanecido por completo. Cuando entré sentí eso, como que todo hubiera muerto, pero en realidad no le di importancia, ya que así me sentía todos los días, sin vida.

Me preparé la cena con la poca comida que quedaba en el refrigerador antiguo que tenía el departamento por defecto. Me senté en la mesa, como siempre, solo. Cenando con el aire, igual que todas las noches.

Después de cenar me senté en el sofá a ver un poco de televisión. Puse las noticias, en donde vi el reportaje de un hombre que había aparecido muerto en el cementerio local, al parecer se había suicidado cortándose la yugular y así muriendo desangrado. También hablaban sobre unos signos extraños que habían sido cortados en su piel, pero lo quité, ya no quería seguir viendo aquello que me podría insitar a intentar, otra vez, acabar con todo esto.

Apagué el televisor y cerré los ojos para descansarlos un poco, cuando de repente escuchué la rejilla para las cartas de la puerta abrirse. "Una factura más", pensé. La levanté del suelo, pero al verla se me iluminaron los ojos, ¡era una carta formal! "¿Quién me enviaría una carta? Nadie me conoce" dije en mis pensamientos. Así que la abrí, pero cuando la leí quedé plasmado. Mi corazón se detuvo un segundo y me paralicé.

Notas del escritor:
¡Hola a todos! Esta historia se me ocurrió hace muy poco y no veía una mejor forma de compartirla que en Wattpad. Presiento que esta historia tendrá un futuro muy grande en donde descubriremos la vida de nuestro desdichado personaje (cuyo nombre conoceremos más adelante).
Espero que puedan apoyar esta historia y seguirla fielmente junto a su servidor. ¡Nos vemos en el siguiente capítulo!


"Caminando Entre Penumbras"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora