13.- Solicitud de amistad

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Las vacaciones de primavera han terminado y es hora de regresar a la escuela.

La relación con Tomás ha mejorado un poco, somos amigos de nuevo aunque él me quiere de una manera distinta y yo solo trato de dejar de quererlo. Es algo difícil pero se que lo lograré. Con Damen es otra historia, cada día nos unimos más y ya hemos intercambiado números de teléfono.

Todo va de maravilla con mis amigos y podría decirse que en la escuela también, pero en mi casa las cosas se ponen cada vez peor.

Todos los días es lo mismo, pelea tras pelea. La mayoría de las veces por cosas insignificantes pero ya me cansaron. El único momento de paz es cuando estoy en la escuela o caigo en un sueño profundo gracias a las pastillas que tomo; hasta hay veces en las que no quiero llegar casa o no quiero despertar... hoy fue un día de esos.

El día comenzó bien, la misma rutina de la mañana: despertarme, bañarme, cambiarme e ir a la escuela. Para variar mi mamá aún molesta, supongo que por la discusión que tuvo en la noche con mi papá

-¡Apúrate! Que no quiero que te regresen- grita mi mamá en tono molesto.

-¡Ya voy!- le respondo lo más calmada ya que no quiero pelear. 

Bajo lo más rápido posible y me encamino a la escuela. A mitad del camino me encuentro con Tomás y nos vamos juntos.

-Hola Clarisa- me saluda seguido de una gran carcajada pues sabe que no me gusta que me digan por mi nombre.

-Hola tonto- respondo algo molesta.

-¡Oh! Perdón, de haber sabido que vienes de malas ni te hubiera dicho así.

-Ya no importa, perdonado. Ahora solo camina. 

Llegamos en cuestión de minutos y en la entrada nos separamos. Mi primera clase es ecología y me dirijo a mi salón.

La mañana pasa algo rápida y cuando mejor me siento con mis amigos ya es hora de salir. Como todos los días Wendy y Tomás me están esperando para irnos juntos a casa. Esta vez el trayecto lo hicimos en pocos minutos.

-Paz y tranquilidad- pienso en cuanto entro a mi casa... pero que equivocada estoy.

-¡No! ¡No puedes!- grita mi mamá desde la cocina.

Me acerqué lo más despacio que pude y vi a mis padres discutiendo como todos los días.

-Mmm hola, ya llegué. Mmm... iré a mi habitación a a... a hacer mi tarea- alcancé a decir cuando mis padres me vieron parada en la puerta de la cocina.

-Si, ve. ¿No comerás?- responde mi mamá intentando verse calmada.

-No, comí algo cuando salí de la escuela- miento. En realidad el apetito se había desvanecido en cuanto oí los gritos.

-Bueno hija, ve a hacer tu tarea.

Solo asiento y me voy rápidamente a mi habitación. Cierro bien la puerta , me cambio y me recuesto. Esto es demasiado... ¡estoy harta!

Saco unas libretas de mi mochila y comienzo con la tarea. Son las 4:00 p.m. y decido descansar. Enciendo mi lap top y abro Facebook.

No hay nada interesante. Sólo dos mensajes y una solicitud de amistad. Abro la solicitud y ante mi aparece su nombre. Edmund Miller. De nuevo se me hace conocido... será o no será. Reviso rápidamente sus fotos y efectivamente, es él.

A Edmund Miller lo conocí en la escuela primaria, para ser exactos en cuarto grado. Él había llegado de intercambio escolar, aunque nunca supe de donde venía, tal vez porque nunca hable con él, salvo una vez que me acerqué a saludarlo y me fui sin esperar una respuesta. Algo tonto quizá pero era una niña muy tímida. 

El caso es que después de tanto años nos hemos encontrado, o más bien me ha vuelto a encontrar. ¿Acaso sabrá que soy yo? ¿O solo me envío la solicitud por qué sí? Sea lo que sea que haya pasado lo aceptaré.



Lazos entre tú y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora