-¡¡Kotori!! ¡¡Baja a desayunar ya!! ¡¡¿Acaso no te has despertado?!!... ¡¡¡¡KOTORI DESPIERTA YA!!!! -Dijo aún más alto, chillando.
-Buenos días... -dijo para sí mismo Koto. Se miró su negro y despeinado cabello en el espejo, le llegaba casi a los hombros, la parte izquierda de su flequillo tapaba poco más que su ceja, pero a medida que iba hacia la derecha iba siendo más largo hasta llegar al borde de la cara. Se apartó el flequillo del ojo, y dejó a la vista sus dos ojos medio rasgados; ya que su padre era japonés y su madre española.
-¡¡¡¡¡KOTORI!!!!! -Koto miró a su reloj, ¡eran las ocho y diez! Bajó corriendo por su gran y bonito adosado, él nació en Madrid, pero se habían mudado a un pueblo de Galicia donde casi siempre estaba lloviendo.
Kotori desayunó corriendo, se vistió y se fue, como estaba lloviendo se puso la capucha de su sudadera negra, fue corriendo porque eran ya las 8:25 y su instituto no es que estuviese muy cerca.
Llegó allí y no conocía a nadie, era su primer día de clase, casi todo el mundo le miró de forma rara y nadie le dijo nada, cosa que él agradecía porque no le gustaba socializar con personas desconocidas ya que no sabía ni como serían esas personas; sin duda la gente sabía que él era diferente a los demás.Llegó a su clase, 3°B, y fueron pasando lista, casi al final dijeron:
-Ko... Kotori Yami... -dijo un poco dudoso el profesor- Kotori Yamiya.
-Presente- dijo él, serio. Todo el mundo empezó a murmurar y a reírse, Kotori se sonrojó mucho, y casi se quería morir de la vergüenza.
-¿Este no es el chino ese?
-Creo que sí, qué raro es.
Tenía tanta vergüenza que no pudo ni siquiera levantarse a decir que no era chino, lo único que hizo fue agachar la cabeza y hacer como que no oía nada.