Como El Destino Nos Unió || ♡ERERI♡

Capítulo 3.

Un mes había pasado desde la fiesta de fraternidad que Hanji había organizado, un mes en donde ni Eren ni Levi se dirigieron la palabra como siempre, un mes en donde todo había vuelto a la normalidad exceptuando un pequeño detalle...

Levi comenzaba a sentirse extraño, a tener constantes antojos y cambios de humor.

—Si no te conociera pensaría que estas en tus días —se burlaba su hermana.

—Cállate, no es normal que me pase esto —dijo Levi mientras comía helado de fresa en su habitación, sentado en la cama.

Isabel, al igual que su hermano, estaba comiendo helado sentada con las piernas cruzadas a un lado de él mientras ambos veían videos musicales en el ordenador de la pelirroja.

—Si no es normal ¿Por qué no vas al doctor?

—Porque podría ser parte de la vida adolescente.

—Si claro, pero eso que te pasa a ti solo nos pasa a nosotras las mujeres.

Levi siseó.

—Recordemos que puedo entrar en celo, todo es posible conmigo.

Isabel guardo silencio, por un lado su hermano tenía razón.

Ambos siguieron viendo videos hasta el anochecer y no volvieron a tocar ese tema.

.

Al día siguiente comenzaron a hacer algo que ellos bautizaron como "quehacer extremo" y como era domingo iniciaron desde las seis de la mañana y terminaron hasta las cuatro de la tarde.

A Isabel ya no le impactaba, viviendo 16 años con él era obvio que ella ya estaba acostumbrada al abuso en las artes de la limpieza de su hermano mayor.

—Estoy cansada aniki —se quejó la chica acostándose en el sillón más largo de la sala.

—¿En serio? ¿Tu? ¿La gran Isabel está cansada? —preguntó él con cierto sarcasmo.

Isabel rió secamente y se levantó estirándose.

—Salgamos ¿te parece? —dijo la chica.

—¿A dónde?

—No lo sé, a donde quieras.

—¿Y si decido no ir a ningún lugar? —le preguntó con fastidio.

—Entonces te estarás arriesgando a que salga sola, un violador que pase por ahí me secuestre, me viole, me mate y venda mi cuerpo a gente rara que tenga sexo con cadáveres —le dijo la chica.

— No exageres idiota, los violadores no tienen tan mal gusto como para violarte.

Isabel lo miró con cara de pocos amigos.

—Acompáñame —le rogó con la clásica carita de perrito necesitado de amor.

—Vale, pero que no sea muy lejos.

La chica sonrió lo máximo que sus labios le permitían.

—¡Gracias aniki!

Isabel había optado por ir a comer a una friki plaza con su hermano.

—¿Por qué aquí? —le preguntó mientras comía un onigiri*.

—Porque aquí hay anime, gente haciendo cosplay y yaoi, por eso —dijo la chica con entusiasmo

—Oh claro, olvidé que para ti no hay nada más hermoso que el anime, gente haciendo cosplay y yaoi.

La chica sonrió y se metió un dango* a la boca.