Capítulo 2: Felicidad

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Deidara Namikaze

Sentía el cuerpo cálido de Itachi sobre el mío tumbándose con lentitud. Sus fuertes brazos uno a cada lado de mi cabeza sosteniendo su peso sin cargarlo sobre mí, esa sonrisa brillante y orgullosa tan propia de él, esos ojos intensamente oscuros que hoy tenían un brillo especial.

La luz de la luna entraba por la ventana dando a toda la habitación esa tonalidad azulada y miré preocupado a la cama de al lado intentando descubrir si Naruto estaba allí.

- Se ha ido a dormir con mi hermano – Escuché la voz de Itachi y miré sus labios curvados en esa sonrisa antes de que atrapase con suavidad los míos en un dulce beso – estamos solos Dei.

Volvió a besarme con suavidad y sé que debía de estar sonrojado por las atenciones que recibía de mi profesor, era un profesor... y yo estaba aquí dejándome besar y tocar ¿Cómo era posible? No lo entendía. La mano derecha de Itachi subió por mi brazo con una suave caricia que me hizo temblar del placer y el cosquilleo hasta que llego a mi nuca colocando su pulgar en mi mejilla y presionando aún más sus labios contra los míos pidiéndome con su lengua entrar a profundizar el beso. Abrí un poco la boca y él entró con fuerza y desesperación, como si le fuera la vida en ello, como si no pudiera aguantar más las ganas de profundizar ese tierno beso. Desabrochó con sensualidad mi chaqueta del pijama y la abrió dejando mi torso al descubierto para él y a mí... más sonrojado aún.

Sus manos pasaron por mi cintura cogiéndome y obligándome a arquearme un poco hacia su cuerpo, incrementando nuestro contacto mientras bajaba muy lentamente rozando la punta de su nariz y dejando suaves besos por mi abdomen hasta llegar al pantalón, el cual cogió con los dientes y ayudándose un poco con una de sus manos empezó a bajarlo hasta que lo quitó por completo volviendo a subir por mi piernas con sus besos y sus delicadas caricias que me estremecían por completo.

Desde aquel maldito hospital había estado enamorado de él y ahora no podía creerme que estaba aquí, siendo un hombre, queriéndome, peleando por mí, porque había venido sólo por mí. ¿Cómo podía quererme tanto? Sólo éramos unos niños cuando estuvimos en aquel hospital, pero él ya venía todos los días a verme, no quería dejarme solo. Hizo más que mis propios padres que siempre estaban ocupados, él lo había sido todo para mí en el peor de mis momentos y ahora por fin estábamos aquí... juntos después de tantos años.

Cerré los ojos dejándome llevar por el placer hasta que la boca de Itachi rozó mis huevos lamiéndolos seductoramente y cogiendo mi miembro con una mano acercándola a su boca succionándolo con lentitud. Gemí al sentir su húmeda cavidad jugar con mi intimidad. Él sonreía con mis sonidos, con mis gestos por tratar de aguantar los gritos y gemidos por la vergüenza que tenía de dejarlos salir.

Itachi lamió desde la base hasta mi punta llevándose con su lengua el líquido preseminal que empezaba a salir y me avergoncé el doble incorporándome para ver su cara de satisfacción al degustarlo.

- Salado – me dijo con una sonrisa – quiero más Dei – me dijo.

Seguramente estaría rojo como un tomate ahora mismo pero sonreí al sentir que no le había dolido ni humillado estar haciendo lo que hacía sino todo lo contrario... le gustaba estar intentando que disfrutase con él. Creo... que me estaba enamorando de Itachi Uchiha o puede... que lo estuviera ya desde niño y ahora estuviera descubriendo mis verdaderos sentimientos. Aquello que creí era una gran amistad en realidad era amor.

Se metió mi pene ahora ya erecto en su boca lamiéndolo con maestría. Tuve que recostarme de nuevo sin poder evitar gemir aunque lo intenté mordiendo la almohada mientras él se metía y sacaba una y otra vez mi miembro de su boca. Agarré la almohada poniéndola sobre mi rostro intentando esconder de Itachi esas mejillas sonrojadas, tratando de silenciar mis sonidos mordiéndola y mis manos se agarraron con fuerza a la almohada. Me corrí en un momento y quité la almohada levantándome para comprobar que Itachi estaba bien ¡Se me había escapado!

Perversión de un profesor (Naruto. Ita-Dei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora