Un día que llovía torrencialmente la madre de Juana, una señora mu elegante le dijo a su hija:
- ¡Perdón Juana! pero estoy complicada con mi trabajo y no puedo mandarte más al club, no puedo mantener la casa.
Ella muy triste porque había encontrado a un chico muy lindo dijo:
- ¡ No importa mamá, no te hagas problema! pero me juntaré con mis amigas acá en casa.
Pasaron muchos meses hasta que un día le llegó una carta.