¿Bajo tierra? ¿Pero de qué está hablando? Todo está siendo muy extraño. Es imposible que esté bajo tierra, nunca vi puertas en esta ciudad que llevasen al subsuelo. Keith se va a junto una alfombra y la aparta. No hay nada más que suelo por lo tanto se vuelve hacia el señor.
- ¿Dónde está la entrada? - Le amenaza silenciosamente. No puede ser, ¿en qué clase de persona se está convirtiendo Keith?
- Yo no lo sé, lo prometo. No se lo dicen a cualquiera. Los que saben su lugar exacto se encuentran a salvo bajo tierra.
- ¿Crees que me puedes engañar? No soy tonto.
- Es la verdad.
- ¡Mientes! - Esto tiene que parar ya.
- Keith por favor, para. Está diciendo la verdad. - En un abrir y cerrar de ojos un cuchillo aparece en mi garganta. El señor me tiene sujeta, no me puedo mover.
- Vete de mi casa y no vuelvas o tu chica acabará muerta.
- Te estás metiendo en terreno peligroso.
- Lo se, pero no voy a permitir hacer lo incorrecto. - Le fulmina con la mirada.
- Está bien, pero cuando me vaya la quiero conmigo, ¿me oyes?
- Por suupuesto.
Sale y cuando esta fuera de su propiedad me empuja hacia él. Keith me estabiliza y veo que saca algo de su bolsillo. Es una caja de cerillas, voy a gritar pero Keith me tapa la boca con la mano impidiendo advertirles. Acaba prendiendo fuego a la casa y yo llorando por no poder hacer nada.
Cuando nos alejamos lo suficiente para saber que ya no iba a poder ayudarlos le pego un puñetazo en la cara.
- ¿Pero a ti que te pasa? ¿Estás loco o qué?
- Déjate de tonterías y vamos a buscar a Ian.
- No voy a ir a ningún lado contigo, llevas unos días muy raro y no quiero saber nada más de ti.
- Laurel no te comportes como una niña pequeña y yo no estoy raro, es como soy.
- Entonces me equivoqué contigo. Adiós, no te quiero volver a ver más en mi vida. - Me giro para irme pero me agarra de la muñeca, me gira y me besa. Le doy otro puñetazo. - No me toques. - Veo que se pone furioso y me voy corriendo antes de que pase algo más que acabe perjudicándome.
Cuando me aseguro de que no me sigue paro de correr y me siento en un banco que hay en una pequeña plaza. Pasan los minutos y un señor con un gran abrigo y un sombrero que le tapa la cara se sienta a mi lado. Estoy un poco incomoda pero no digo nada. A los 15 minutos o así se gira hacia mí.
- No debiste de haber venido. - Le miro completamente extrañada por sus palabras. El levanta un poco el sombraro enseñándome así un fragmento de su cara. Es Ian.
- ¡Ian! ¡Te llevo buscando todo el día!
- Lo se, pero no podía encontrarme contigo estando Keith delante. Ahora creo que ya sabes la clase de persona que es.
- Sí, tenías que habérmelo dicho.
- No me habrías creído.
En ese momento me coge la mano y se levanta llevándome calles tras calles hasta llegar a una casa. Abre la puerta con una llave que saca de su bolsillo y entramos.
- ¿Qué es este sitio?
- Nuestra casa.
- ¿Nuestra?
- Sí. Ven por aquí. - Sube las escaleras pero en el descansillo se acerca a la pared y la empuja dando lugar a una puerta oculta. De otro bolsillo saca otra linterna y me da la mano. - Mira bien por dónde pisas. - Al pasar la puerta me encuentro con más escaleras que bajan.
- Iba en serio lo de que estabas bajo tierra.
- Estoy más allí abajo que en la superficie para ser exactos. - Me dice con una sonrisa triste.
Después de llevarme por pasillos y escaleras nos detenemos en una habitación muy grande con unas cuatro puertas alrededor. Se me hace muy familiar.
- Te presento nuestro escondite, o como a ti te gusta llamarle, nuestra guarida.
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OLVIDO
RomanceLaurel, perdida en en bosque se encuentra con un pueblo. ¿Que tiene ese pueblo? ¿Por que cada vez se acuerda menos de su pasado? ¿Que es lo que le pasa cuando esta cerca de él, de ese chico? ¿Pero el otro chico que secreto guarda? Todo lo que sabía...