No sabría decir cuánto tiempo pasamos tan solo en aquella posición, pero fue totalmente agradable, una vez nos percatamos que las altas horas de la noche habían llegado, decidimos dirigirnos a nuestros respectivos complejos para dormir un poco debido a que al siguiente día teníamos clases.
Nos dirigimos todo el camino en silencio, pero no fue un silencio incomodo, la lleve tomada de la mano durante toda nuestra trayectoria al edificio C, cuando entramos al edificio recorrimos el pequeño pasillo para llegar al ascensor. La verdad, las ansias me mataban desde el último beso que nos dimos, me había quedado con ganas de más de sus dulces y hermosos labios.
Cuando finalmente me encontré frente a las puertas del ascensor presione el botón para que este se abriera, alce mi vista y por medio del hombro mire a Haide la cual se encontraba algo adormilada, sus hermosos ojos grises se veían cansados, no sabía cómo o porqué pero sus labios eran tan deseables para los míos. El ascensor no tardo mucha en bajar y una vez que las puertas se abrieron entramos, oprime el botón que llevaba hacia el piso 4, los labios de Haide nuevamente llamaron a los míos tentándome, no podía despistar la vista de esos hermosos, gruesos y rosados labios que tan loco lograban ponerme, no supe ni que sucedió pero en menos de lo que me di cuenta ya me encontraba sometiendo a aquella chica con mis besos en la esquina del elevador.
Mis labios se movían con urgencia y desesperación sobre los suyos, no podía dejar de probar aquellos dulces y suculentos labios, de la nada el olor de su perfume femenino invadió mis fosas nasales embriagándome con su olor. Mis manos que se encontraban acariciando su silueta se deslizaron hasta llegar y tomar con fuerza sus muslos para de un solo movimiento alzar de ella y ponerle encima de mis caderas, una de mis manos se posó de nuevo en su silueta y subió hasta sujetarle del cuello, uní más y más nuestros labios hasta que el espacio entre ellos fuera inexistente.
Sentía como el aire me comenzaba a faltar, mi corazón estaba tan acelerado que juraría que hasta ella podía sentir el ritmo de éste, el calor en mi sistema se arraigó y rápidamente el sudor comenzó a salir por mis manos. El sostenerla se estaba convirtiendo en toda una hazaña en aquel momento, pegue su espalda a la pared y uní nuestros cuerpos.
Mi lengua comenzó a jugar con la suya, una batalla se había desatado entre nuestras bocas para ver quién era el dominante, sentía perfectamente como las manos de Haide acariciaban mis cuello y jugaban con las hebras de mi cabello. En un momento sus manos se convirtieron firmes y dominantes, tiro de mi cabello hacía atrás dándose más acceso a los míos, sus labios me besaron con deseo y succiono de mí.
Sus besos fueron bajando de mi barbilla hasta mi cuello, la suave y textura de sus labios rozaba con mi sudada y caliente piel, de vez en cuando podía sentir como sus dientes rozaban con mi piel causándome un gran escalofrío que recorría desde mi cuello hasta el final de mi espalda. Sus caricias me terminarían derritiendo en ese mismo instante.
Sus labios se centraron en la unión entre mi cuello y mis hombros, de golpe sentí como su pequeña boca comenzaba a succionar mi piel, no pude contenerme y un gruñido callo pesadamente de mis labios. Ella se sobresaltó y gimió de sorpresa pero eso no le impidió seguir con la tarea que se había propuesto a hacer, yo no iba a poder soportar mucho más de aquella caricia sin derrumbarme, así que le tome del mentón y alce su cabeza dejando sus labios justo enfrente de los míos.
Con una gran desesperación uní nuestros labios nuevamente, los movimientos de mis labios eran rápidos y feroces mientras que los de ella trataban de seguirme el ritmo, su beso eran lindo y tierno mientras que yo trataba de comérmela viva, pero a ella parecía no importarle, en ningún momento ella me impidió besarle de aquella forma. Mi beso fue disminuyendo hasta ser dulce y amoroso, mis manos comenzaron a acariciarla con amor, nuestros alientos chocaban y eran dificultosos.
