Sentado en la cama,tratando de aprender la escala pentatónica de la que mi profesor me había dado unas horas antes. La practiqué una y otra y otra vez,hasta que los dedos me dieron,pero siempre me tranca a en una parte.Conozco a muchos pibes que creen que esto es de lo más fácil, que agarrás una guitarra,tocas un poco y listo te ganas todas las minas y te hacés famoso. En ese momento yo estaba descubriendo que nada era tan sencillo y que si quería tocar,me tenía que gustar de verdad, gustar más que ninguna otra cosa en el mundo. Sólo así alguien podría pasarse horas y horas encerrado intentando hacer una y otra vez la misma escala.Cuando los dedos me dolieron demasiado decidí parar.Mi profesor-y mi viejo- siempre me decían que no me preocupara que en algún momento se me iban a formar callos en las puntas y que entonces ya no me iban a doler.Pero bueno ,ahí estaba, con los dedos rojos y ganas de tirar la guitarra por la ventana,cuando escuché la voz de mi vieja:
-Sebastián,teléfono!
Era Nicolás,un compañero de clase con el que hablábamos siempre de música, intercambiábamos casetes y soñábamos con armar un grupo.
-Tengo una buena noticia-me dijo.
El tío le iba a prestar plata para comprarse un bajo,uno viejo y usado.La voz de Nico sonaba como si en realidad se fuera a comprar un yate o un auto cero quilómetro.
-¡Podemos tocar!-repetia una y otra vez.
-Si,claro-yo no estaba tan seguro, sabía que necesitábamos un batero y era difícil encontrar uno de nuestra edad.Los padres,al menos algunos,se bancan que uno toque la guitarra o el piano y hasta el bajo,pero un baterista es algo demasiado ruidoso. A mí me pasó.Cuando era chico quería ser baterista.Rompí tanto que mis viejos me compraron un redoblante. Pero después era un problema,porque cuando quería tocar,ellos querían ver la tele y el ruido no los dejaba,o venia alguien de visita o se quejaban la vecina.Yo quería pegarle bien fuerte y ellos me decían que lo tapara con alguna manta para que sonara menos y eso no tenia ninguna gracia.Yo quería que aquella cosa sonara. Así que de a poco fui dejando de tocar,hasta que empecé con la guitarra.Pero siempre me quedé un poco con las ganas y a veces pienso que me gustaría poder sentarme alguna vez detrás de los tambores y armar terrible desbarajuste.
Después de la llamada de Nico,decidimos buscar un batero y aprovechamos los recreos del liceo para preguntarle a todo el mundo si sabían de alguno.Era inútil,parecía que una misteriosa peste del universo.Pero un dia,en que llovía bastante y me habían mandado a la dirección por hacer chistes en clase de historia,algo sucedió.Yo estaba ahí,en el pasillo,esperando que la subdirectora me atendiera y me diera su famoso discurso de que yo era inadaptado,que iba-por-el-mal-camino y todo eso,cuando ví venir a una chica.A ella también la habían mandado a la dirección. La conocía de vista,sabía que se llamaba Eliana y estaba bastante bien,no así como para desmayarse, pero bien.
Ella se quedó ahí y me sonrió.
-Vos sos Sebastián ¿no?
-Si.
-El que toca la guitarra.
-Si.
El asunto es que a ella también la habían mandado a la dirección porque se había puesto a hacer terrible batucada sobre el banco, justo cuando la profesora de matemática trataba de explicar esas cosas llenas de ecuaciones y equis,y "adivinen cuál es el no-sé-qué faltante";todas esas cosas que nunca pude comprender.
-¿Y por qué hiciste eso? -le pregunté.
-Estaba repodrida-volvió a sonreír.
No tuve tiempo de decirle que me parecía raro que una chica se pusiera a golpear un banco de esa manera,porque se asomó Raquel,la adscripta y la hizo pasar primero.Le pusieron una sanción disciplinaria.Yo,como era reincidente, me ligué dos y una carta para mis padres.
Más tarde le pregunté a Nico si conocía a Eliana y él me dijo que si,que estaba en la misma clase de Diego y equis y que,según le habían contado ellos,era medio famosa.Parece que en un mes antes,en un cumpleaños de quince ,se le había ido la mano con la cerveza y terminó apretándose al hermano de la homenajeada delante de los padres, las tías, las abuelas y todo el viejerío.Al parecer,al día siguiente ella no se acordaba de nada y cuando el flaco la llamó por teléfono para invitarla a salir,le preguntó quién era y lo mando a pasear.
Bueno,no sé si todo eso es cierto,pero es lo que me contaron.En el liceo todos siempre andan diciendo cosas sobre este o aquel o aquella,aunque la mayoría de las veces es todo mentira.Pero me gustó imaginarmela armando todo ese lío.Al menos tenía personalidad.No se parecía a esas otras que solo hablan de ropa y escuchan a esos cantantes melódicos que hacer chorrear dulce de leche por los parlantes.Igual me siguió pareciendo raro lo de la batucada,así y que en el siguiente recreo fuí y la encaré.Ella estaba recostada contra la pared,sola.Parecía alejada de todo,como esas personas que están siempre con la mente en otro lugar.Se sorprendió cuando me vio.
-¿Cómo te fue?
-Dos sanciones.
Ella asintió en silencio.
-Una-dijo.
-¡Te gané!
Al menos sonrió.Entonces me dí cuenta de que,por alguna razón y desconocida,ella me ponía nervioso.Bueno,no tenía mucha experiencia con las chicas y aunque ningún profesor del liceo lo hubiese creído jamás, era bastante tímido.Me quedé callado,pensando en que decir y se me ocurrió preguntarle que tipo de música le gustaba.Hablamos un poco de eso y descubrimos que nos gustaban las mismas cosas.Entonces le pregunté si conocía a alguien que tocara la batería.
-¿Por qué me preguntas?
-No sé,me pareció raro lo de la batucada y pensé que a lo mejor tenés algún hermano que toca algo.
-¿Pensás que las mujeres no pueden tocar la batería?
-Bueno,no,si ¡claro que pueden tocar! Aunque no conozco a muchas...en realidad a ninguna. Supongo que es un tema se fuerza, ¿no? Hay que tener fuerza para pegar y todo eso.
Error.Ella me miró como si acabara de insultarla.
-¡Sos un imbécil,igual que todos los demás!-me gritó y se fue.
Iba a seguirla por el pasillo,explicarle que no había querido decir nada malo. En realidad no estaba seguro de haber dicho algo tan terrible,pero justo sonó el timbre y tuve que volver a clase.
Más tarde, a la salida,la vio alejándose hacia la avenida y dude.Le había contado a Nico sobre el incidente y él estaba de acuerdo en que no habían mujeres bateristas famosas.Pero igual me pasaba algo,capaz que me estaba empezando a gustar,no sé. Corrí hasta alcanzarla y me quedé sin aire,porque soy asmático y aunque no llovía, la humedad me hacia mal.
-¿Qué queres? -me preguntó.
-Una baterista,ya te dije, estoy tratando de formar una banda;tengo bajista,pero no consigo baterista y no me importa que sea hombre,mujer,blanco ,negro o verde. ¿Vos tocas?
Listo,se lo había preguntado de una.
Ella se detuvo,justo al borde de un gran charco.
Se quedó callada y con gesto como de bronca, aunque no sabia si era por mi,por la pregunta o porque le dolía algo.
-Yo toco -dijo bajito,con la voz cortada -pero no me dejan.
-¿Quien no te deja?
-Mi madre;ella dice que eso no es para mujeres y qué los músicos son todos unos vagos inservibles, que tengo que estudiar computación y ponerme a trabajar lo antes posible.
Eliana se veía triste.Bajó la cabeza para esconder las lágrimas. Sentí que si para alguien la musica era tan importante,entonces esa era la persona que estaba buscando.
-Supongo que no tenes batería entonces.
-¡Claro que tengo! Tengo una batería usada que me regaló mi padre antes de irse a Estados Unidos,pero ella dice que sólo lo hizo para hacerla enojar más y la tiene guardada con llave en un armario.
No me animé a preguntar más por el padre.
Seguimos caminando en silencio. Cuando llegamos al semáforo, yo ya tenía un idea un poco loca.
-Mira-le dije-,si de verdad querés tocar,podes entrar a mi banda.
Entonces algo sucedió. Su cara se iluminó durante un segundo,después la cara se la apagó de vuelta.
-Gracias,pero es imposible,no me van a dejar.
-Lo que quiero saber es si querés formar parte o no,lo demás lo podemos arreglar -insistí-.Tengo un redoblante que no uso y con él podemos ensayar mientras buscamos alguna manera de convencer a tu vieja.
Otra vez el brillo,esta vez acompañado de una sonrisa.Me dijo que lo iba a pensar y le di mi teléfono, aunque por su cara,ya sabia que iba a decir que sí.
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Pequeña ala. (novela)
De TodoSebastián quiere formar una banda de rock con sus compañeros y lo logra: Ricardo canta,Nico toca el bajo, Eliana la batería, y él la guitarra. Es el origen de La Misma Basura y de las aventuras de un grupo de amigos. Con gran sensibilidad el autor...