Pasear por aquellas largas y anchas avenidas de Nueva York en pleno invierno, parecía solo cosa de películas de Woody Allen.
Sin embargo yo deambulaba por sus calles cómo si de cualquiera de los protagonistas de alguna de sus películas se tratara. Estaba completamente perdida en una ciudad tan mágica, y borrosa, e infinita como solo nueva york puede llegar a ser.
Desgranaban los últimos días del invierno de 1998 y caminaba por las calles de un Nueva York cuyo cielo parecía humo, y cuyo sol de oro líquido se perdía entre las nubes.
Mientras caminada por la quinta avenida, pude contemplar un pequeño café, que era tan pequeño, que parecía invisible para el resto del mundo.
Al entrar en aquel lugar me senté en la primera mesa que encontré disponible junto a la ventana, y froté mis manos, con los guantes, tras un intento invalido por desentumecerlas con mi aliento.
El chocolate caliente, parecía fundirse en mi boca haciéndome entrar en calor.
Al levantar la cabeza no pude impedir ver a un chico, que parecía solo. Miraba por la ventana, daba un sorbo de café, y escribía. Sobre la mesa, parecía tener una pequeña libreta en la que imaginé escribiría todas esas inquietudes, ideas o pensamientos que pueden llegar a sonar un tanto suicidas. O quizá, escriba una historia, de esas con principio y fin; o aquello creía en aquel entonces.
Aquel chico parecía interesante, exótico, distinto, pero simple. Su mirada parecía aún más perdida, de lo que podía llegar a estar yo, cualquier domingo por la tarde.
Mientras lo contemplaba, se incorporó, y rápidamente miré hacia otro lado como si nunca hubiese visto a aquel individuo. Él con paso decidido a la vez que calmado, rozó mi hombro y salió por la misma puerta por la que hacía un par de minutos yo había entrado.
Le ví andar por la calle, hasta que se perdió entre la muchedumbre.
Aquella noche, cuando ni siquiera un rayo de luz cubría la ciudad, más allá de su iluminado y algún que otro rascacielos, yo me hallaba junto a la ventana, viendo como esta se cubría de vaho, al ritmo de mi respiración y seguidamente desaparecía.
Parecía guardar tantos secretos...- Nueva York dije para mis adentros. Y dejándome caer sobre la cama reí, y reí hasta que mis parpados se cerraron. Suavemente me deslicé entre las sábanas, y me arropé, entrando rápidamente en calor. Entonces suspiré, y recordé a aquel chico, que para mí se había convertido en el mayor de mis secretos.
Intenté recordar el momento en que le vi por primera vez, sin embargo, nunca había visto su rostro por miedo a encontrarme con su mirada.
Entonces volví a suspirar, y hasta ahí os puedo leer, ya que caí en un largo y profundo sueño.
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Dylan's Coffee. (Harry Styles)
FanfictionEl secreto de nuestro amor, quedó atrapado en un pequeño café de la Quinta Avenida, en que nuestras almas aunque separas se convirtieron en una sola, por y para siempre. Y en ese mismo instante comprendí que no era de él de quién estaba enamorada, s...