La última gota de esperanza

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El Planeta Tierra, un frágil hogar que es compartido por toda una familia de distintos tamaños, colores y especies. Todos somos tan perceptibles a lo que pasa en nuestro hogar que debemos defenderlo para poder seguir viviendo en el. Hoy es el día en el que tenemos que demostrar cuanto apreciamos nuestro hogar, fuimos los humanos los que pusimos en riesgo todo lo que teníamos y a su vez todo lo que tenían las especies indefensas que comparten con nosotros este hogar.

Hoy creemos que se llevarán acabo los primeros ataques contra estas naves que estuvieron tratándonos como ratas de laboratorio. Todos estamos esperanzados en que los misiles den en el blanco y así podamos derribar a estas inmensas naves. No sabemos que podrá pasar o siquiera si se llevarán acabo estos ataques.

- Daniel, deja de ver por ese agujero. Llevas más de una hora parado allí.

- Lo sé tía pero quiero ver cuando los misiles salgan disparados para nuestra defensa.

- Hijo, no sabemos si dispararán los misiles, recuerda que en estos momentos no hay lugar para los errores.

- Si tía, pero desearía tanto verlos pagar todo lo que nos han hecho.

- Debes dormir un poco, yo esperaré aquí y te avisaré si algo sucede.

Después de tanto tiempo estando en la oscuridad empieza a sentirse raro cerrar los ojos para dormir un poco, en estos momento es como si hubiera olvidado como se siente el sol en tu rostro. El frío ha empeorado últimamente debido a la ausencia del sol. Todo esto pasó de ser algo increíble a una cruel realidad que no tiene fin.

- Daniel, Daniel...

- ¿Que pasó Tom? Ve a dormir.

- Daniel, tienes que venir a ver esto.

Nos acercamos a la ventana donde está ese pequeño agujero por donde puedes ver las montañas a afueras de la ciudad, hay un gran campamento con luces a su alrededor, es difícil creer que hay tanta luz en un solo lugar después de haber pasado en la oscuridad más de 4 días. Me siento dispuesto a correr en la oscuridad solo para llegar allá y sentir de nuevo la luz en mi rostro, ahora más que nunca anhelo que el contra ataque empiece.

- ¿Daniel que estás haciendo?

- Tía Caroline creo que nos estamos preparando para atacarlos.

- No, no, no, esto es imposible, no pueden hacer esto, no ahora.

- ¿Pero de que estás hablando tía Caroline? Deberías de sentir felicidad pues es la primera vez que podremos defendernos de ellos.

- No Daniel, esto no se acaba con un ataque de defensa, si ellos ven que respondemos con fuego es probable que no sobrevivamos un día más.

-  ¿A que te refieres?

- Me refiero a que si ellos accionan esos misiles nos condenarán a todos. No abra otro amanecer para los humanos jamás.

Me quedo parado junto a mi tía y a Tom viendo y esperando ver que es lo que harán los militares en su campamento. Pasa el tiempo como si se tratara de segundos.

Un sonido estremecedor me despierta, han accionado el interruptor para desplegar los cientos de misiles con los que cuenta el país, el cielo se inunda de los misiles que fueron lanzados en esta ciudad y quien sabe cuantos más en los demás estados. Veo como todos se pierden en la profundidad de la noche, pasados varios minutos colisionan con su objetivo, una de las tres naves sufre el impacto, es sorprendente lo que mis ojos están viendo. Hay explosiones tan lejanas que parecieran que están del otro lado del mundo, la distancia que abarca esta nave es sorprendente. Eso es todo, luego de que explotará el ultimo misil en lo lejano de la distancia todo vuelve a estar igual. Seguimos en la misma oscuridad, la electricidad sigue estando ausente y nuestras esperanzas siguen escasas de motivos. Esto es increíble, luego de esperar días de angustia por este momento para que no pase nada, quizás no hayamos siquiera dañado su armazón, quizás solo hayamos acelerado sus planes para atacarnos, no lo sé.

Mi tía empieza a gritar como loca, mis padres tratan de calmarla, todos estamos a punto de estallar, no tenemos ya nada más porque luchar. Todas nuestras esperanzas desaparecieron junto con esos misiles.
Lo único que puedo hacer es empezar a despedirme de mi familia. Todos nos abrazamos y soltamos las lágrimas que la desilusión nos ha arrebatado. Es como si supiéramos que este es nuestro final y que estamos cerca de entrar a la extinción.

Voy y me acuesto en el sofá de la sala de estar ha pensar en lo bueno que pudo haber sido mi vida, todo fue tan raro y misterioso, esto nos enseño a que no somos nada en este Universo, sino una pequeña raza solamente, una raza que nunca tuvo el control de su futuro o de su presente. Hoy fue así como se declaró nuestro fin.

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