Huída

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El Akatsuki me miraba detenidamente. Tenía miedo ¿Por qué ahora? El tipo que estaba en frente mío tenía el pelo igual que mi tío. Era peliplata, con ojos morados. Ahora no me miraba normal. Ahora me miraba pervertidamente. ¿Qué diablos quiere conmigo? Ahora si estoy en serios problemas.

- Oye Kakuzu! Ya la encontré! - El tipo empezó a buscar con la mirada al tal "Kakuzu", y este apareció al lado de él. Tenía el rostro cubierto. Y debido al fuego y humo que aún rondaba no pude ver bién su cara.

- ¿Es esta? - Su voz era grave y aterradora - Matémosla rápido y se la llevamos al líder. - ¡¿Matarme?!

- No, de hecho quería hacer un sacrificio con ella y luego se la llevamos ¿Que te parece? - Esto me daba completo terror. ¿Sacrificio? ¿Quiere hacer rituales raros conmigo?

- No, de ninguna forma.

- ¡¿Qué?! ¿Sabes? No se ni porqué te pregunto, haré lo que quiera con ella, y tu no me dirás que hacer.

¿Que diablos pretende? ¿violarme? ¿Que no quería hacer rituales conmigo? Diablos, mi mente está mal.

- Si, claro, como si tu fueras el que maneja la situación.

- Oye, yo la encontré, y como premio de eso, haré lo que me apetezca con ella.

- No, recuerda que es para el líder. Matémosla y llevémosla. Punto. - Esta discución se volvía patética. Y yo seguía allí observando. Aún en el suelo. Debo huir. Rápido. Debo salvar a mamá y salir de aquí.

- Bién ¿y cómo planeas matarla?

- Encargate tú de eso.

- ¡Pero si decías que tu era el que maneja todo esto!

- Lo sé, y te ordeno que la mates.

- Bien... - El tipo sacó un bastón rojo con tres cuchillos en la punta. Era correr o morir.

Me arrastraba hacia atras con las manos por cada paso que el daba hacia mí. Entonces sentí como alguien me sacó de allí en sus brazos. Fué rápido. Lo miré a la cara mientras permanecía sobre sus brazos. Era de cabello café, con algunos mechones de cabello sobre su cara. Parecía tener mi misma edad. Sus ojos, eran negros. Profundos, como el mismo vacío. Entonces cuando vió ya que estabamos a salvo. Me bajó.

-¿Estás bien? - Su voz me sonaba familiar en un aspecto. Era como la voz de Neiji; con sierto tono frío.

- Si, supongo. Gracias.

-No tardarán en buscarte. Debemos irnos.

-¿Debemos?

- Si, te acompañaré. Se que te buscan a tí. Además se dónde podremos estar a salvo.

- Pero ¿cómo puedo confiar en tí?

- Simple, te salvé la vida. Me debes una. - No estaba segura. Recordé lo que pasó con Ôkami... Ese traidor... Pero unas voces interrumpieron mi pensamiento.

- ¿Estás seguro de que se fué por aquí Hidan?

-Pero claro... ¿Ya mataste a la madre de la chica?

- Si, fue fácil.

Madre... Apreté mi puño con fuerza.

- Están aquí - Susurró. - Vamonos. - Me tiró de la mano y me llevó. Corrimos y corrimos durante mucho tiempo. Hasta que nos perdieron el rastro. Llegamos a una pequeña cueva.

- Nos quedaremos aquí un rato. Luego iremos a la aldea del sol, y luego a Konoha.

- ¿Para qué a la aldea del Sol?

La sobrina de Kakashi [parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora