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CAPITULO DOS :
UNA HUMANA.
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Navegando por la cascada de almas perdidas del inframundo a prontas de atravesar la gran puerta de madera putrefacta, Rukia ansiosa estaba a un paso de la mortalidad, pero en su mente sólo habitaban cuestiones. La que mas se resaltaba era el por qué Deméter y Perséfone la ayudaban, cómo con tan sólo una palabra las había convencido tan fácilmente que la acompañaran. Solo había dicho que su motivo para convertirse en mortal era por amor y al parecer eso basto.
Para la cegada enamorada, no le constaba que Deméter conocía el amor fraternal, por sus hijos aunque solo lo demuestra con Perséfone; los ama a todos y quiere la felicidad de cada uno de ellos. En cambio Perséfone, deseaba que su hermana conociera lo gratificante que era un amor correspondido. Senna, amaba jugar con las hojas, simplemente amaba su trabajo, así que ella encantada cubrió de hojas todo el mundo por un día. Toshiro, amaba a su hermana y quería verla feliz; por otra parte estaba cansado que le dijera ''Jack Frost'', que le preguntara por una tal Elsa y digiera que el Jelsa era real, OTP forever, y si ella iba a la tierra podría estar en paz de esa tal ''Elsa''.
—Llegamos. —susurró Perséfone un tanto nerviosa. Frente de ellos la puerta de madera se abría con lentitud, mostrando tanta oscuridad como para incomodar la vista.
—¡Hades, ven a recibirnos como buen anfitrión! —exclamó con autoridad Deméter, esperando que se presentara pronto. No le gustaba estar en el inframundo... le traía malos recuerdos.
Una nube de espeso humo negro los rodeo opacándoles la visión. Luego la figura imponente del dios del inframundo resalto en el centro por unos segundos antes de volver a desaparecer en una nube de humo. — ¿Anfitrión? —le cuestionó Hades y con un chasquido de dedos encendió todo el lugar con llamas gigantescas de fuego verde.
Los cuatro se dieron cuenta que ya no estaban solos –aparte de las almas- Se giraron en busca del lugar del cual provenía dichosa voz. El humo se disipo y vieron un gran trono de madera podrida en donde yacía sentado el apuesto y poco expresivo Hades.
Antes que alguno de los cuatro le respondiera el continuo con su tono monótono y serio. —Yo no he invitado a ninguno de ustedes. No soy su anfitrión. —hizo una pausa y dirigió su miraba hacia los dos Dioses del invierno — ¿Qué hacen ellos aquí? Es un peligro que estén en este lugar. Váyanse. —sentencio el hombre de cabellera negra, echándolos con la mano.
—Sé que es un peligro. Pero hemos venido por algo muy urgente... —dijo Rukia con postura desafiante. Esta era su única oportunidad para ver a Ichigo por primera vez y si no hacia lo necesario le perdería para siempre.
Hades asintió; con un rápido movimiento llego frente a Rukia y la analizo de pies a cabeza.
La primera caía. La primera Diosa enamorada, pensó el dios mientras se levantaba de su trono.
—Sígueme. —le extendió la mano, Rukia la cogió y como el ordeno lo siguió. Deméter, Perséfone y Toshiro vieron como Rukia y Hades se perdían a través de un manto de oscuridad.
El dios de albina piel cerró su puño con fuerza y congelo la tierra negra que estaba bajo sus pies; su madre al fijarse en aquello le tomo el puño y lo acaricio con las yemas de los dedos. — Toshiro, hijo mío, cálmate todo saldrá bien. —murmuro Deméter—Todo saldrá bien ¿Cierto Perséfone?
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Una Diosa caída.
Short StoryEnamorarse de un mortal es la mismísima perdición para un Dios del Olimpo. Enamorarse es la perdición para cualquier ser viviente. Una historia, un amor, una gran consecuencia. ¿Triunfará el amor?