Mi padre le había lanzado el mando de la televisión a mi madre. Su boca estaba llena de sangre, estaba de rodillas con las manos en la cara. Por sus dedos se podían divisar pequeñas gotas de sangre. Escuchaba como lloraba aunque ella intentaba que yo no la viera. Oí la puerta de la habitación de mi hermana Raquel.
-¡Vuelve a tu cuarto! No quiero que bajes hasta que yo te lo diga- Grité nerviosa mientras levantaba a mi madre del suelo.
-Llama a una ambulancia por favor- Me dijo despacio y pausadamente.
Llame a la ambulancia, notaba como me costaba marcar. Mi padre se enfadó y me empujó contra la pared mientras me quitaba el móvil con fuerza.
-Ni se te ocurra, Sara- Me dijo muy enfadado y quitándome la tarjeta del móvil.
Salió por la puerta de casa y pegó un portazo. Me dirigí a mi madre y le pregunte donde tenia el botiquín. Fui a la cocina, lo cogí y le puse a mi madre algodón y lo que encontraba por ahí para que le cortara un poco la sangre. Observé como el algodón se empapaba de sangre y rápidamente llamé a mi hermana para que llamara a una ambulancia desde su móvil.
Llegó la ambulancia y nosotras la acompañamos. Entramos por la puerta del hospital y vi a un niño llorando porque su hermano se estaba muriendo, una abuelita animando a su marido diciéndole que todo irá bien y lo que más me sorprendió fue una chica de unos 15 años que estaba sola, sentada cogiéndose las piernas. Era una chica muy pálida, guapa y con el pelo moreno. Parecía que estaba enferma pero ¿qué hacía allí sola? Me dirigí a ella y le pregunté si necesitaba algo, me dijo que estaba bien y que la sacara de allí. Mi hermana me cogió de la mano y me arrastró hasta fuera mientras miraba a aquella chica muy extrañada.
Fuimos a la habitación donde estaba mi madre y una doctora la estaba curando, le preguntó como se había hecho eso, guardo silencio y le dijo que se cayó y se pegó contra la mesa del comedor.
-Mamá ¿estás mejor?- Le preguntó Raquel muy preocupada.
-Si cariño, dentro de nada volvemos a casa- Le dijo sonriendo y con voz dulce.
La médica le dijo que se pusiera un líquido todas las noches para que se vaya cerrando el corte de la boca. Nos fuimos a casa en taxi y recordé cuando mi padre me había quitado el móvil para que no llamara a la ambulancia, me puse nerviosa al pensar que me puede caer una buena.
Cuando llegamos a casa mi padre estaba sentado en el sofá viendo la televisión.
-Sara ven- Dijo mientras ponía cara de enfadado mirando la televisión.
Mi madre me cogió del hombro y me llevo hacia mi cuarto y cerró la puerta con pestillo.
-Ayudarme por favor, no sé que hacer con vuestro padre... no es la primera vez que me pega- Nos dijo medio llorando.
La abracé con fuerza y le dije que saliéramos de allí y que viviéramos una nueva vida fuera de la ciudad. Raquel se puso a llorar y dijo que quería quedarse aquí, que aquí tiene sus amigos y que en este pueblo esta el amor de su vida, Arnau. La miré con cara de odio y mi madre para calmarnos nos dijo que nos iríamos a otra casa distinta pero no fuera del pueblo. Ambas estábamos de acuerdo. Salieron de mi cuarto y me puse a pensar en Iván.
Sentí una fuerte conexión hacia él y le vi... ahí estaba, sonriéndome y tan feliz como siempre, con una camiseta verde y el pelo perfecto. Le conté todo lo que me había pasado durante el día, él se sorprendió y me dijo que saliéramos de allí cuanto antes. Me abrazó y la conexión se detuvo. Me puse muy triste y me quede dormida pensando en el día que había tenido.
Al día siguiente en el instituto me crucé con la niñata de Alba por los pasillos, tenia cara de amargada, le pregunté que le pasaba para reírme un poco de ella y me dijo que sus padres se habían divorciado por su culpa. Me quedé en blanco y no me salió otra cosa que seguir por mi camino cuando de pronto...
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UNIDOS POR UN DESTINO.
Teen FictionSara es una chica rodeada de gente que no la comprende, cansada de vivir en su pueblo y de soportar a la pardilla de su hermana Raquel. Nadie sabe el extraño secreto que esconde, el amor incondicional que le tiene a un chico llamado Iván al que lo...