Prologo.

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El día era increíble, un hermoso clima para ir a desayunar con mi bella esposa al restaurant preferido por parte de los dos; un lugar que tiene mucha flora, y sirven platillos deliciosos.  Pero el clima no ayudaría en nada la situación en la que estoy. No había lugar o persona que me ayudara.

Levanto la vista y presto atención, no puedo verla a los ojos. Saber que yo pude evitarlo, ¿dónde carajo dejé mis valores?

Dios, que diablos he hecho. Mis ojos están hinchados, no merece esto.—¿Usaste condón?—es lo único que dijo ella al decirle que le había sido infiel.

—Gracie, por favor. Déjame explicarte, por favor. — ruego. Me encuentro en un vaso sin fondo en donde puedo quedarme ahí, esperando. O puedo excavar queriendo encontrar algo o alguien.

—¡Recuerdas que juraste ser me fiel frente al altar! ¡recuerdas cuando decías que nunca fallarías! sé que sufres ...— Empieza a llorar con más fluidez y duele, yo lo provoqué.  No quiero perderla, es mi felicidad, mi fuerza, sin ella todo lo que he logrado no tiene sentido. Es mí esposa y sé que debí respetarla, mi única justificación fue que estaba bajo los efectos del alcohol. ¡Estúpido!

Siento unas punzadas en el pecho, eso no era cierto. — Decidí amarte completa, y el tener o no tener hijos propios no afecta. Siempre hay otras opciones. Pero quiero que entiendas, te amo. Me equivoqué y lo siento —lágrimas ruedan por mis mejillas, y caigo de rodillas — en verdad lo siento Gracie, no debí tomar de más, yo lo sé. No sé porque me dejé llevar. Por favor mi vida, perdóname. Tú eres la mujer por la cual estoy vivo, yo soy tuyo, no puedo verte a los ojos y ver el dolor que te hago pasar.

Camina al sofá y se deja caer, llora sin ocultar sus sentimiento. Levanta la vista y se limpia aquellos mejillas inundadas de lágrimas. Me mira — No puedo — su voz sale en un susurro y esas son golpes en mi pecho. — En realidad no puedo... — grito, puedo ver todo lo que hemos pasado aquellos momentos de felicidad, dolor. Tomo mechones de mi cabello y empiezo a jalar con fuerza. Quiero quitar el dolor, desaparecer. — ¡No quiero dejarte ir! Nunca vi mi vida sin ti, y ahora todo es confuso. Yo no puedo dejar este matrimonio a la deriva, eres un animal. ¡Un cerdo! ¡Acostarte con otra mujer!

Se levanta del sofá y viene hacia mi, se arrodilla y acuna mi rostro lleno de lágrimas en su manos. Esa expresión que tiene me derrumbó, ella… que mierda he hecho  — Lo vamos a superar, eso hemos hecho y lo seguiremos — formula, con una sonrisa forzada, siempre ha sido la más fuerte, y sé que no la merezco.

—Lo siento — digo llorando con magnitud, punzadas de culpabilidad crecen en mi pecho cada vez más. — ¿Estás segura? No quiero retenerte pero tampoco quiero dejarte. Solo quiero que todo sea como antes, una pareja que lo era todo.

—Tranquilo, lo superáremos — vuelve a decir aunque no sonaba muy segura.

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Feliz navidad a todos, besos y abrazos. Espero la estén pasando genial y de igual manera, espero les haya gustado el prologo.

Querida, te engañé.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora