Vamos a inventar un "poema para la libertad",
pero no uno de esos de nubes de algodón...
Vamos a combinar las palabras de manera que hablen de algo que pueda ser verdad.
Vamos a visitar lugares, lugares para la libertad,
pero no uno de esos lugares que hay que imaginar...
Vamos a analizar el mapa y encontrar un sitio donde podamos viajar y escapar de verdad.
Vamos a olvidar la vida, a romper los esquemas, escapar, olvidar cuál es tu casa y qué deberías estar haciendo.
Hagamos una vida nueva por un día, o dos, o los que quieras, tú eliges, tú eres la que manda.
Hagamos eso que muchos dicen hacer pero pocos han conseguido hacer al cien por cien: Desconectar total y absolutamente de todo.
O si quieres, no vayas a ningún lado. Quédate en casa. Desconecta el teléfono acuéstate y duerme olvidando la existencia de los relojes los horarios y el paso del tiempo. Descansa. Duerme. Ojalá sepa estar a la altura para ocuparme de la vida como te ocupas tú. Tú descansa, yo te despertaré "cuando el alma no llore".
Éste poema para la libertad no es para un viajero, ni para un vividor. Éste homenaje es para un alma cansada que se merece más que nadie un respiro: Para una madre. Cada uno la suya.
Vienen tempestades, lo sé, igual que sé de la fuerza extraordinaria que tienes para soportar varias a la vez, pero por una vez deja que yo te aguante el paraguas...
Cierra los ojos y duérmete en mi hombro, te despertaré cuando salga el arcoiris, "bajo un cielo de auroras".
Coge tu maleta y vete con tu marido, o con tus hijas también o los dos solos, pero id. Y cuando vuelvas que nadie ensucie lo blanco de tu descanso...
Eres fuerte, has ganado muchas guerras. Mientras viva ésta hija tuya, nunca caerás al suelo.
TE QUIERO MAMÁ.
