Zona Ardiente

14 1 0
                                    

Roen Martinez. Maldito hijo de perra. Hijo de su... su.. s...su- Se desahogaba Martin Hells, al enterarse de que su hija de 14 años estaba muerta, a manos de una figura cuya integridad fisica, estado mental, social y de salud, mucho menos su identidad permanecian fuera de conocimiento.- HIJO DE PUTA!!. No es posible que un escuadron de detectives, policias y quien COÑO SABE QUE MAS!!... NO HAGA UN CARAJO AL RESPECTO. SABEN COMO SE SIENTE PERDER A UNA HIJA!!?? LO SABEN JODER??!!- Con una notable expresion de disgusto y desanimo se levanta de la silla- No seguire aqui, me voy. Me voy del pais y vivire en un lugar pacifico fuera de asesinos de mierda que joden la vida de los demas.

Martin llamo a Honey Gravy, una detective del departamento de criminologia de NY.
- Honey?
- Si soy yo - participo esta mujer con tono de ligera desesperacion (Martin la desesperaba) - que pasa?
- Necesitan un nuevo miembro, un nuevo detective
- Estas loco? no necesitamos mas personas
- Si, las requieren y urgente, Markic' ya lo sabe, su capitan lo sabe y va a ordenar una busqueda
- Ayyy dios mio. Ok. Haz lo que quieras. No me llames, adios
- Ehhh, si, adios

Martin Holls caminaba por la acera de, sin dudarlo, la calle mas sospechosa y extraña del vecindario. Era oscura y estaba lloviendo, los postes de luz cercanos no disponian de energia y la iluminacion era... inexistente. Martin de inmediato penso en irse corriendo pero ya estana llegando a su casa, no hay problema.

Entro como de costumbre, dejo sus llaves en un escritorio al lado derecho de la puerta, y al girarse a su izquierda, para encender la luz de la sala, tan solo basto para accionar el interruptor, la luz blanca aparecio, pero esta vez, no taria consigo la esperanza de un hombre con una fuerte corazonada de felicidad y libertad, traia consigo, el cuerpo. El cuerpo de una niña. Cler. Cler Holls. Hija de Martin.
La pequeña se encontraba desmembrada, con quemaduras que derritieron su piel, poco a poco, sin escape alguno para aquella lenta y dolorosa tortura. Que dejaria como resultado la destruccion de su cara, su cabello y su vagina, torturada previamente con una serie de peras, de forma creciente en tamaño para incrementar el dolor en su zona intima y asi dar un inicio "bueno" seguramente conforme a gustos o experiencias del asesino.
La forense ya habia dado su explicacion al caso y el padre, principal punto de atencion para el correspondiente interrogatorio a causa de su hija. Claro que, por el trauma, el hombre se suicido.

El Fuego No QuemaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora