Bitácora del muerto andante.
Al parecer ya no hago parte de mi cuerpo, se esfumaron mis miembros en las colillas fumadas. Ya no hay frío ni calor, ni tiempo, ni hambre. Ya no hay angustia en la garganta ni sed en el tacto, ya no hay rostros familiares ni muertos parlantes hechos de hermandad. Ya no existe la hipocresía en mi sed, bebo minutos, días, años, bebo aire espeso, bebo viento y mugre, por eso tanta tos.
Mis pies se los trago la bestia esa vez que caminaba la ciudad por la noche, cuando me halo los pies sentí que se llevó mi oscuridad y desde entonces permanezco inmovil. Fue un golpe fuerte que sentí en la cabeza aquella vez, ni siquiera me desmalle, entre en shock como nueve minutos y reaccione, ahora camino con mis manos, me sirven para masturbarme y para escribir. Hasta ahora no he necesitado más nada.
He navegado muchas pieles con un remo roto, pero no consigo ahogarme.
