El Familiar

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Las fábricas e ingenios azucareros del centro y noroeste de la Argentina esconden en su historia un secreto que pocos se animan a contar: los dueños y patrones de estos establecimientos, azuzados por la codicia y temiendo que los obreros a su cargo se rebelen contra los malos tratos y la escasa paga, apelan a un método siniestro para deshacerse de los más revoltosos. Los lugareños llaman a ese procedimiento la cría del familiar.

Debe escogerse un cachorro de pelaje negro que haya nacido una noche de martes o de viernes, al que se separará de su madre en el momento conveniente y se alimentará, exclusivamente a partir de entonces, de carne humana, transformando al perrillo en un monstruo que se llamará el familiar. Algunos informes aseguran que, previo a esto, es imprescindible marcar el lugar en el que se criará a esta abominación con un sacrificio humano. Sea como fuere, el propósito de proveerse un animal de estas características es el de aterrorizar a los trabajadores de las fábricas e ingenios, algunos de los cuales, de todos modos, deberán desaparecer sin dejar rastro para mantener viva la leyenda y para que el familiar pueda gozar de su bien merecido alimento, al menos una vez al año. El consumo de carne humana torna al monstruo incontrolablemente feroz y ávido.

Un familiar, al contrario que su amo, no posee vínculos con la brujería ni defensas sobrenaturales, por lo que puede ser muerto, aun con dificultad, por cualquier arma humana.

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