Cenicienta y Rock & Roll

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Probablemente no debería, se supone que este era el tipo de persona que luego terminaban cometiendo delitos e iban presas; pero por alguna razón Camila seguía atenta a ella.

Lauren le intrigaba.

Todo comenzó el día que fue a estudiar a casa de Peter; ella no necesitaba ayuda y sabía que su padre no quería que se anduviera por lo que él llamaba "Barrio de inadaptados"-se alegraba que nunca dijera eso en presencia de su amigo y ella le reprochaba cada vez que lo decía-sin embargo él necesitaba ayuda y como buena amiga, hacía un esfuerzo.

Estaba tratando de explicarle sobre polinomios-por tercera vez-cuando un rugido de una moto hizo que parara súbitamente, entre el hecho de que dudaba que pudiera oírle y que tuvo curiosidad de qué podría ser, porque parecía que había aparcado frente de la casa.

De repente, abriendo la puerta entró una chica alta y de complexión delgada aunque no delicada, aun con la chaqueta de cuero que traía se notaba que hacía ejercicio; se quitó el casco, pasando una mano por su cabello para despeinarlo notándose los pinchos negros y azules de su peinado, tenía los labios pintados de azul y la piel blanca, notándose más por sus pecas en la nariz y los ojos verde esmeralda. Aparte de la chaqueta traía una camisa de rayas azul marino y negro, con unos jeans oscuros, botas militares, cinturón con cadenas colgando y guantes de red sin dedos. En realidad, no era tan raro que Peter se juntara con gente de esa pinta y la castaña no pudo evitar que la voz de su padre se oyera en su cabeza; "Ya verás cómo ese tal Peter te mete entre maleantes"

"Tengo que estar mal si solo por el aspecto voy catalogando gente" se reprendió para sí. Su amigo por otro lado solo volteo a verla y pareció levemente sorprendido, aunque parecía que actuaba en broma.

—Vaya, pensé que volverías más en la noche o bien que no vendrías; suerte que no tenía con quién apostar. — una sonrisa ladina y de reto apareció en sus labios. Camila tuvo el impulso de hacer una tacleada estratégica; esa chica parecía de las que podía darte una paliza fácilmente y dejarte en el piso sangrando.

—No molestes imbécil. —se limitó a decir, lanzando el casco al sofá. A pesar de sus palabras y el tono-básicamente, como si te fuera a matar-había un brillo de complicidad en los ojos; como si fuera un juego de ellos insultarse mutuamente. Ella nunca tuvo esa camaradería con nadie ya que se crió en una casa donde se inculcaba el respeto, así que no captaba ese tipo de chistes.

—Lauren por favor, sin insultos en casa. —se oyó decir suavemente desde la cocina, donde se asomaba la cabeza de Marie, que preparaba la cena. La recién llegada no tardó en ablandar el gesto y la chica de los ojos chocolate no le costó entender porqué; Marie era una de las mejores mujeres del planeta, había que ser un completo desalmado para tratarla mal.

—Perdón tía Marie. —se disculpó la chica, mientras se dejaba caer en el sillón que no estaba muy lejos de la mesa donde ella y Peter estudiaban. "¿Tía?" pensó Camila, entre sorprendida y confusa.

La mujer volteo a ver a su hijo, mandándole una mirada de regaño— Peter, ¿aun no las has presentado? —si bien le estaba reprendiendo, seguía poseyendo una voz agradable; obviamente no estaba molesta con el chico, solo que como siempre este era algo despistado.

— ¿Hmm? —miro a su madre, claramente había estado perdido en sus pensamientos. Este pareció aterrizar en tierra cuando su madre con los ojos le dijo "Céntrate niño, céntrate" y luego vio a su amiga— Camila, Lauren; Lauren, Camila. —presentó con la mano, mirando a cada una al decir los nombres.

Lauren por fin reparo en la otra, sin fijarse demasiado por haber estado pendiente de su primo y luego en sus pensamientos. Cuando vio a la chica pareció entrar en pánico, sobre todo al mirar a su cuello y su oreja.

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⏰ Última actualización: Aug 18, 2015 ⏰

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