Amanecer de un nuevo día.

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Amanecía en la silenciosa ciudad de Málaga. Todavía estaba tumbada en mi cama, era un sábado de verano, y no había prisa por levantarse. A la media hora, cuando ordené mis pensamientos, decidí que ya era momento de levantarme y comentarle a mis padres aquello a lo que le llevaba dando vueltas durante tanto tiempo.

Bajé al comedor, y allí estaban ellos dos desayunando, al verme me sonrieron y yo les di un abrazo de buenos días. Me senté con ellos a la mesa, y después de unos minutos de silencio pensé que ya era el momento adecuado, y les dije:

-Papá, mamá. Hay algo que quiero comentaros, llevo un tiempo meditándolo, y ya lo tengo decidido, pero querría vuestra aprobación.

-¿De qué trata, Lucy? - me preguntó mi padre.

-Como sabéis, dentro de unos días empiezo la universidad, y como ya tengo dieciocho años me gustaría empezar a emprender, así que he pensado en mudarme a un piso.

Mis padres se miraron por un momento, y luego de un rato mi madre dijo:

-Hija, me siento muy orgullosa de que quieras empezar a independizarte, si eso es lo que realmente quieres, tanto tu padre como yo te apoyamos y estamos dispuestos a ayudarte en lo que haga falta.

Estaba tan feliz de oír eso por parte de mi madre. Miré a mi padre a la cara, y por su sonrisa supe que él estaba de acuerdo con mi madre.

-Si quieres, esta misma tarde podemos empezar a buscarte un piso, para tener todo listo y puedas trasladarte antes de que empiece el nuevo curso - dijo mi padre.

-¡Genial!

Estaba tan feliz, mis padres siempre me apoyaban en todo lo que hacía, y en esta situación no era para menos. Esa misma tarde, como bien dijo mi padre, fuimos a buscar un piso, y encontramos uno estupendo, era amplio, cómodo y barato. El domingo ya estaban todas las cosas en su sitio y por fin pude trasladarme.

Al día siguiente me levanté temprano, iba a empezar la universidad, y estaba ansiosa por ir. Se me hizo extraño levantarme y no ver a mis padres, pero eso sólo era cuestión de acostumbrarse. Llegué lo más rápido que pude, y me reencontré con algunas de mis amigas, fue un día corto, ya que sólo era la presentación.

Después de las clases me fui con mis amigas a tomar un helado, conversamos sobre todo lo que hicimos durante el verano, sobre la impresión que nos había dado a cada una el inicio del curso, los profesores, las materias, los alumnos...

-Chicas, ¿os habéis dado cuenta? Hay un alumno nuevo, nunca antes le había visto, así que supongo que será nuevo... - comentó una de mis amigas.

-Tienes razón, ¿te refieres a ese tal Macius, no?

-Sí. Ese que no habla, tal vez será porque es nuevo, pero a mí me parece un rarito.

-Bueno, no podemos juzgarlo a primera vista - dije yo.

(Continuará...)

Amor insólito.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora