Tras pasar la mayor parte de la tarde con mis amigas, me fui a casa para prepararme para ir a trabajar, iba a comenzar de cajera en un supermercado que quedaba cerca de casa, iban a pagarme bien y sólo serían unas horas al día, no podía quejarme, y por la noche al llegar a casa me daría tiempo de sobra para estudiar antes de acostarme.
Al llegar al trabajo me presentaron ante los demás trabajadores, los que a partir de ahora serían mis compañeros de trabajo, me asignaron una caja y me entregaron un uniforme. La jornada fue bastante bien, definitivamente no podía quejarme de todo aquello, la gente era muy agradable y el ambiente era tranquilo.
Pasadas unas horas empezó a ponerse el sol, lo que indicaba que ya era hora de cerrar. El camino a casa fue silencioso, ya que era de noche y no había nadie en la calle, hacía algo de frío, ya estaba deseando llegar a casa para arroparme con mi mantita y ponerme a estudiar tranquilamente. Empecé a caminar por una calle por la que no había muchas farolas, apenas se podía ver y daba un poco de miedo, fui pasando lo más rápido posible, pero, algo que vi me hizo pararme. A un lado de la calle vi a un chico apoyado en una máquina de refrescos, parecía de mi edad, no se movía y tenía los ojos cerrados... ¿Estaría muerto? Aquella idea me aterrorizó, así que fui corriendo a acercarme.
-Oye, – le empecé a decir zarandeándole un poco - ¿estás bien?
El chico abrió los ojos, para mi alivio.
-¿Cómo te llamas? – le pregunté con algo de curiosidad.
-Me llamo Macius – respondió él.
Um... Macius, ¿de qué me suena a mí ese nombre? ...Ya sé, es el chico nuevo del que habían estado hablando mis amigas.
-Debes de ser el chico nuevo – le dije.
Él asintió.
-¿Y qué haces aquí? ¿Y tu casa? – le pregunté.
No obtuve respuesta, se quedó callado, con la mirada baja. Ese silencio sólo podía indicar que no había pasado nada bueno. Decidí presentarme.
-Hola, soy Lucy. – le dije tendiéndole la mano – Encantada de conocerte.
Se quedó ahí, inmóvil, mirando mi mano algo desconfiado. Hum... si estaba en la calle no tendría un lugar donde dormir...
-Um... Si quieres, puedes venirte a pasar la noche a mi casa. Me he mudado hace poco.
Él negó con la cabeza. Bueno... si aquella era su decisión, yo nada más podía hacer ya.
-Bueno, pues entonces me voy. Nos vemos mañana – dije despidiéndome de él.
Sé que al final acabará aceptando, así que hice como que seguía mi camino, pero di la vuelta a la calle y me escondí detrás de la máquina de refrescos, en el lateral opuesto del que él estaba, no se percató. Al cabo de un rato, vi como él se levantó y salió corriendo en la dirección que yo me había ido, sabía que cambiaría de decisión. Cuando volvió, salí de detrás de la máquina de refrescos, le guiñé un ojo y seguí el camino a casa, él iba caminando detrás de mí.
Cuando por fin llegamos al portal abrí la puerta, subimos las escaleras y entramos a casa. Dejé las llaves en el "cuelga llaves" del recibidor, y fui por el pasillo hasta llegar a una habitación que tenía desocupada, era algo pequeña, pero era lo que había.
-Menos mal que había una habitación de sobra, o si no te habría tocado dormir en el sofá – le dije.
-¿Voy a dormir aquí? – preguntó él.
-Sé que es algo pequeña, – dije algo cortada – pero es lo único que tengo.
-Me gusta – dijo él.
Aquello me hizo sonreír.
-Buenas noches – dije, pensando en lo tarde que tenía que ser ya.
Me dirigí a mi habitación, miré el reloj, y efectivamente era tardísimo, las doce. "Ya no me da tiempo a estudiar, mejor lo dejo para mañana." Me cambié de ropa, y me acosté, al cabo de un rato me quedé dormida.
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Amor insólito.
Fiksi Remaja"Dos adolescentes muy distintos, con unas vidas paralelas, que empiezan a convivir el uno con el otro." Espero que les guste esta historia. Gracias a mi querido hermano Chus (@Chusvalentine) por ofrecerme participar en esta historia. ^^ Yo hago la...