Sonrisa.

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Poco después de comer, como ya no tenía que ir más a la universidad en lo que restaba de día, me puse a pensar en qué aprovechar el resto de la tarde. Recordé las cajitas que esa misma mañana había metido con tanta prisa en la habitación del fondo, y que sería mejor que me pusiera a ordenar todo cuanto antes. “Sí, eso haré”- pensé decidida. Así que sin más vueltas me encaminé directamente a aquella habitación del fondo del pasillo, la habitación de ocio.

Al entrar y encender las luces la pude ver por primera vez en todo su esplendor. La habitación no era muy grande pero tenía el espacio ideal; las paredes eran de color naranja; al fondo había un escritorio; en una de las esquinas una estantería; y a otro lado un armario. Así que solo quedaba sacar el contenido de las cajas y colocarlo. “¡Bien, manos a la obra!” Así comencé a meter las pinturas y los utensilios de dibujo en el armario, algunos libros bien ordenados en la estantería, unos cuantos cuadros por la sala…

Ya rebuscando en una de las últimas cajas, encontré un dibujo que no hacía mucho tiempo había empezado, justo unos días antes de empezar la universidad, y que tuve que dejar a medias por el tema de la mudanza y todo eso. En la lámina de papel se podía ver el inicio de lo que era un amanecer en la playa. Estaba hecho a boli, ya que a veces también me gusta usarlo para algunos dibujos. Me daba pena dejarlo a medio terminar, quería hacerlo antes de que ese bello amanecer que estaba en mi imaginación desapareciese antes de terminar de plasmarlo en el papel.

Así que dejando a medio terminar lo que estaba haciendo antes, aunque sólo quedaba una caja, que podía dejarla para más tarde… me senté frente al escritorio con bolígrafos y lámina en mano, dispuesta a terminar lo que había empezado.

Y así estuve por cerca de casi una hora. Me llevaba cierto tiempo el sólo hecho de terminar de hacer un dibujo, más que nada por el momento de elegir los colores adecuados. Pero creo que al final ha quedado como el amanecer que tenía en mi mente. El agua con grandes detalles y algo oscura, y el sol anaranjado saliendo del horizonte. Sí, creo que así es simplemente perfecto.

Cuando quise darme cuenta, me percaté de que había alguien más en la habitación conmigo. Y en definitiva, no me equivocaba. Ahí se encontraba Macius, parado enfrente de la puerta. Rápidamente lo invité a entrar. Le presenté la habitación de ocio, que él también podría usar cuando quisiese. Y también le mostré el dibujo que había terminado antes, pues quería saber su opinión.

Se quedó un rato contemplando el dibujo, cada detalle, cada trazo, sin decir palabra.

-¿Y bien? - le pregunté yo, que me estaba poniendo nerviosa con tanto silencio.

-Es… precioso - dijo finalmente él. Y con esta última palabra, pude ver cómo aparecía una sonrisa en su cara. Ahora la que estaba sorprendida era yo, no sabía por qué, pero el hecho de verle sonreír me había llegado al alma.

-Es la primera vez que te veo sonreír - le dije contenta.

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⏰ Última actualización: Apr 23, 2016 ⏰

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