días extraños

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"Deja de creer en sus "estoy bien" y súbele las mangas campeón..."

Y allí estaba yo, rota y perdida, pensando que era el final, que todo iba a acabar...

Me despedí de mis personas queridas, pensé que ya sería mi día, no más dolor, no más sufrimiento, no más Samantha Carter...

Eran las dos de la mañana, un 21 de febrero para ser precisa, cerré mi puerta con seguro y empecé a escribir mi carta de suicidio. Esas personas que me dijeron que terminaría suicidandome tenían razón, Samantha Carter era una maldita suicida. Miré mi habitación por última vez para por fin irme de este mundo. Acomodé la soga del techo y una silla, subí a ella y me colgué de ahí arriba. Sentí como me ahorcaba, como poco a poco me iba de este horrible mundo. Empecé a ver mi cuarto de una forma diferente, la vista se me nubló, mi vida pasó frente a mis ojos en un instante y de repente pensé que ya todo se había acabado. No recuerdo nada más, sólo recuerdo a un chico, que con suaves palabras y una voz dulce me decía: "No hagas una estupidez, tú eres muy valiosa y significas mucho para mí. Te amo Samantha, nunca lo olvides..." después me desperté en mi cama como si nada hubiese sucedido. Muchas preguntas llegaron a mi mente, como: "¿Porque no morí? ¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Quién era ese chico? ¿Porqué estaba en mis sueños? ¿Porqué me decía eso? ¿Lo conozco? ¿De dónde?" Entre otras preguntas que me atormentaban...

Me miré al espejo y me dije a mi misma: "¡eres un mounstro! Un miserable y maldito mounstro que no sirve para nada. Ni siquiera puedes acabar con tu vida sin cometer errores"

Golpeé el espejo y de inmediato mis nudillos se llenaron de sangre, se levantó un poco la manga de mi suéter, de forma que se veían mis cicatrices.

-¡Mirate! Cicatrices, ¡Eres despreciable y patética! Me das asco, ¡¿¡Porque estoy viva!?! ¡No lo entiendo!

Empecé a marearme y me desplomé en el suelo desmayada, la presión del momento y el no comer hicieron una bomba que me hicieron desplomar.

Me desperté en una camilla de un hospital, con un suero y dolor de cabeza.

-¿Que pasó? ¿Dónde estoy? ¿Por que estoy aquí? ¿Quién es usted?

-Estás en el hospital, te bajaron las plaquetas, te deshidrataste y te bajó el azúcar. Tu madre te encontró en el suelo del baño y te trajo aquí, pero tuvo que irse por un compromiso ¿Porque no comiste nada? ¿Me puedes explicar que es eso? -señaló la marca de la soga en mi cuello- ¿O esto? -señaló las cicatrices en mis brazos- ¿Quizás mejor esto? -señaló mis nudillos cortados por el espejo- ¿O aunque sea puedes explicarme porque estas tan delgada Samantha? Por cierto, soy el enfermero Collins, David Collins, mucho gusto.

Me quedé en shock, no sabía que decir. Era un hombre muy guapo y alto, se notaba su marcado cuerpo a través de su ropa.

-Samantha, ¿porque haces esto? Eres una hermosa chica, ¿Porqué atentas contra tu vida si hay personas que darían la suya con tal de verte feliz?

Era un enfermero muy atractivo, tenía aproximadamente unos dieciocho a veintidos años, estatura alta, ojos cafés, tez color caramelo y cabello oscuro, era hermoso...

-Gracias señor Collins, pero no soy hermosa y tampoco creo que haya alguien que se sacrifique por mí, Mucho gusto, Samantha Jade Carter, pero puede Llamarme Sammy o Sam.

-Sammy, claro que eres hermosa, cualquier chica envidiaría ser tan hermosa como tú -algo que ya hacen- ¿o porqué crees que te dicen eso? Pues para bajar tu autoestima, eres hermosa Sam... Si tuvieras mi edad te invitaría a salir, pero eres menor, y creeme, que yo te haría sentir como la princesa que ya eres. Y por favor, no me hables de usted ni de señor, llamame David y hablame como si fuese tu amigo.

Now, I'm a WarriorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora