Capítulo 2

11 3 1
                                        

La noche de película en casa de Halcón, termino en una completa borrachera. Yo tomé un poco, pero no lo suficiente, ya que tendría que irme a casa en taxi y no confío mucho en eso.

Desperté gracias a la alarma de mi teléfono, no quería ir al entrenamiento de hoy, estaba realmente cansada y con un dolor de cabeza enorme que apenas podía abrir los ojos.

— Mierda... — apenas pronuncie cuando mi teléfono comenzó a sonar; era Miguel — ¿Si?

— Hey, estoy con el señor Lawrence y...

— Señorita Brooks, espero que vaya hoy... — la voz del sensei opaco por completo a la de Miguel — Tengo una noticia importante que hacerles.

Arrugue mi nariz — Sip, estaré ahí.

— Bien, ¡Cobra kai! — grito antes de colgar.

Lo entiendo, es viejo y raro...

Me levanté de la cama y como pude me dirigí a la ducha. Deje que el agua tibia cayera sobre mi cuerpo, tenía tantas cosas en mente que me pase un buen rato con la llave abierta, dejando que el agua siguiera cayendo.

Tenía que hablar con Sam.

Tenía que preguntarle, ¿Qué había pasado?, ¿Por qué me evitaba?

Eso haría.

Al terminar de arreglarme y poner el uniforme dentro de la mochila, mire la hora. Aún faltaban aproximadamente dos horas para ir al dojo, así que solamente tome el primer taxi que apareció y llegué a casa de los LaRrusso.

Mis manos temblaban, había venido sin siquiera saber que decir.

El sudor frío invadió mi cuerpo en cuanto toque el timbre, no esperaba a que abrieran al primer toque pero, así fue. Era Anthony, el hermano pequeño de Sam.

Este tenía su mirada fija en la tablet pero solamente la alzó al notar mi presencia.

— ¿_________? — pregunto — Sam no está.

Alce las cejas — Oh, y... ¿Sabes dónde la puedo encontrar? — trate de sonar lo más amable posible.

— Está con papá, fueron a entrenar karate. En el dojo de papá. — la poca preocupación del niño al decirme aquello me tomo por sorpresa. ¿Dojo? — Está cerca de aquí, ¿Quieres la dirección?

Asentí sin pensarlo dos veces — Si, por favor. Si no es mucha molestia...

— Nah.

...

Aún me sorprendía bastante al ver qué podía darme el lujo de pagar tanto taxi, tal vez debería conseguir una bicicleta. Sería mucho más fácil y más económico...

Llegué a la dirección que Anthony me había dado; estaba algo asustada.

No conocía este lugar, ni siquiera sabía dónde estaba la puerta principal. Una gran valla de madera cubria gran parte de la zona, así que solo seguí caminando, hasta encontrar la entrada. Cuando finalmente lo hice.

— Sam, brazo izquierdo arriba. No, juntos al mismo tiempo.

Esa voz...

De pronto, estaba parada en la entrada, observando con cautela a los dos chicos que estaban entrenando. Sam y Robby.

Mi corazón dio un vuelco al ver a Daniel. Quién parecía concentrado en dirigir a los chicos. Pero al parecer, llegué en mal momento.

— Chicos, deben hacerlo juntos. Al mismo tiempo.

— ¿Cómo es que se hace eso? No podemos vernos.

— Con el tiempo, lo sabrán...

Y ahí estaba de nuevo, la profunda mirada marrón de aquel hombre me observaba. ¿Sorpresa?, ¿Gusto?, ¿Emoción?, ¿Disgusto? No lo se. Pero había algo que si sabía; me ponía nerviosa hasta la mierda.

— ¿_________? — mi nombre salió de sus labios.

Ambos chicos voltearon al mismo tiempo. — ¿__________?, ¿Cómo es que estás aquí? — fue lo primero que Sam pregunto después de acercarse un poco.

— Anthony.

Ella sonrió un poco, para después saludarme. Yo le respondí de buena manera — Quería hablar contigo, Sam. Pero veo que están algo ocupados...

— ¡No! En lo absoluto — Daniel se acercó — Es un gusto verte, __________.

— El gusto es mío, señor LaRrusso.

Me abrazo — Nunca cambias, eh...

Solté una sonrisa mientras correspondía a su abrazo.

¿Por qué estaba tan nerviosa?

Al separarnos me contuve las ganas de gritar, estaba tan eufórica. Ni siquiera sabía que debía hacer después...

— También me da gusto verte, __________.

La voz de Robby me hizo volcer a la realidad y me hizo mostrar una sonrisa — Hola, Robby.

Este me abrazo.

A pesar de haber estado entrenando, no olía mal, al contrario; olía muy bien.

— Papá, ¿Te molesta si?...

Daniel negó — no, no, no... Ustedes hablen. Tu madre me acaba de mandar un mensaje. Hay una emergencia en el trabajo y tengo que ir... — dijo mientras miraba su celular — Esto fue todo por el día de hoy chicos, recuerda entrenar tu izquierda Robby...

Se despidió del chico y después se acercó a mi. Me volvió a abrazar.

— Me da gusto verte, espero que luego puedas acompañarnos a Miyagi do.

— ¿Miyagi do?

— Si — asintió — Es nuestro dojo... Bueno, los dejo. Sam, llevas a _________ a casa cuando terminen. Nos vemos, chicas.

Y finalmente se fue.

Mis dientes se encajaron sobre mi labio inferior internamente, no era capaz de hablar cuando él estaba cerca.

Soy patética.









Broken || Cobra Kai ||©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora