Fueron pasando los días y llegó san valentín. Me gustaba un chico cuyo nombre era peculiar y extraordinario, él se llamaba Cristian pero le llamaban C. Yo era de las tipicas personas que siempre estaba callada pero el era del tipo de persona directa y no ocultaba NADA.
Le mande una carta y dos clases despues la recibió, se supone que sería en anonimato. Me dijo una amiga que C. sabía que era yo y me quedé asombrada bueno no tanto porque no paraba de mirarlo en clase. Era demasiado descarada y claro lo notó.
Cuando acabaron las clases y llegó la hora de irnos a casa me paró y me empezó a hablar.
"Hola Laura"
"Ho-ho-hola C."
"¿Por qué te pones tan nerviosa cuando te voy a hablar?"
"Porque... Nunca hablo con chicos"
"Bueno, a lo que iba, gracias por decirme lo que sientes"
"¿Qué?"
"Jajaja, anda no te hagas la tonta"
Y pensé "mierda, mierda, mierda,¡ MIERDA!"
Al llegar a casa, me metí directa a mi habitación, me tiré a la cama y finalmente empezé a llorar. Lo bueno es que estaba sola en casa.
