Love is another lie.

Las primeras clases en el Orlando Southeastern College.

Estaba exausta, el instituto no estaba precisamente cerca, pero había llegado a tiempo, dí unos pasos más hacia delante, hasta que ví a una chica rubia y alta que sostenía un cartel donde ponía: "Abie Jones"

-Yo soy Abie Jones- dije acercandome a ella.

-Llegas tarde.

-Lo se, lo siento yo- me interrumpio con una sonrisa de "estas perdonada".

-Solo quedan 7 minutos hasta que empieze nuestra primera clase, vamos juntas a literatura, me he molestado en ir a por las llaves de tu taquilla y tu horario- dijo entregandome ambos y empezando a caminar a mi lado- te haré un tour express.

Me enseño muy rapidamente todo lo necesario para no perderme y tambien estuvimos hablando hasta que sonó la campana. Esa chica me caía bastante bien la verdad, se podría decir que había hecho una amiga.

-Gracias por todo, de verdad, ¿Como te llamas por cierto?- le pregunté mientras entrabamos en clase.

-Mia Adams- me sonrío mientras nos sentabamos y esperabamos al profesor de literatura.

La clase se me hizo eterna, no es que odiase la literatura, si no que el profesor explicaba muy lento y me aburría.

En mi siguente clase no iba con Mia, pero de todas formas me acompañó hasta la puerta de matemáticas, donde se despidió de mi y me dijo que me vería en el comedor a la hora de comer.

Por razones que desconocía nunca se me habían dado bien las matemáticas, ni me había interesado por ellas, así que me pasé la mayor parte de la clase pensando en todo lo que había dejado atras hasta que...

-Señorita Jones, ¿Podría resolver el problema de la pizarra?- me dijo el profesor esperando a que saliese a resolverlo.

-Lo siento pero no entiendo el metodo que utiliza para resolverlo- mentí, aunque nadie se dio cuenta, yo era la nueva, en mi otro instituto podría ser diferente, aunque no era el caso.

-De acuerdo señorita Jones, pero intente atender más para que lo valla entendiendo- y acto seguido el profesor llamó a otro alumno que tampoco le prestaba atención- Miller, ¿Podría resolverlo usted?- este me miró haciendome entender que le preguntaban por mi culpa.

Al terminar la clase mientras salía de la clase alguien me tocó la espalda.

-Eh, tu, pelirroja.

Me giré y ahí estaba el chico de antes, mirandome con sus ojos casi grises.

-¿Qué quieres?- dije sonando un tanto borde, ¿Qué era eso de llamar a la gente así? Ni que fuesemos cabras.

-Buena mentira la de antes, pero a mi no me la cuelas, has hecho que me preguntara a mi- no me podía creer que alguien lo hubiese notado, yo siempre he sonado más convincente mintiendo que contando la verdad.

-¿Y que si he mentido? Ni que hubiese matado a alguien.

-Te advierto que no querrías tener problemas conmigo, yo soy el rey de las mentiras aqui, y no me gusta demasiado la competencia- dijo sonrriendo mirandome de arriba abajo, como si me estubiese escaneando.

-Lo que tu digas, yo seguiré siendo como soy, y que sepas que como me sigas mirando así, te empezaré a cobrar- me di la vuelta sonrriendo bordemente -vas de malote por la vida, pero a mi no me asustas chaval- y me marché de allí toda digna.

Él si que se había metido con la persona equivocada.