01. Deseo que...

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11:08pm
¿Desde cuando esperar se había vuelto tan aburrido para Anaís? Sin duda, ella sólo esperaba que la hora marcara las 11:11, pero faltaban exactamente tres minutos. Así que tomó el libro más cercano que tenía y abrió una página al azar.

Fue curioso, ya que la página decía lo siguiente:

"Si tan solo pudieras verme,
pero soy invisible a tus ojos,
escuchar mi nombre nunca había sido tan difícil
hasta que lo pronunciaste.
El olvido es inevitable,
pero ,
oh, amor,
,
me has olvidado demasiado rápido"



Mike. Lo único que podía pensar al leer aquello era en él, como si el escritor supiera que así se sentía ella. Y no era de una forma literal, sólo se sentía invisible ante sus ojos. Quería ser visible.

Lara, en su habitación, escuchaba música, escuchaba a todo volumen las canciones de Twenty One Pilots.

Ella pedía que Nash, un chico de su clase, se fijara en ella, él era el chico de sus sueños. Era alto, guapo, amable, pero tristemente, sólo así lo veía ella. Realmente, Nash era un completo idiota y ella se sentía de la misma manera.

Mike, pensaba que tal vez los 11:11 no funcionaban y sólo era una excusa para buscar algo en lo que creer. Pero, ¿se rendiría o pediría lo mismo de todos los días? El amor de Anaís, él sólo pedía eso, nada más. Pero qué mal que fuera algo tan difícil de poseer.

11:11pm

Anaís vio su celular, cerró su libro y fue corriendo hacia su diario.

Escribió:

No sé si será forzado desear que mi 11:11 sea Mike Drite, mi mejor amigo.

Suspiró, cerró los ojos y se dejó caer en su cama.

Lara lo vió en su reloj digital, que se encontraba en su mesa de noche, al lado de su celular.

-Deseo que Nash se fije en mí- dijo con los ojos cerrados. -Pero si podrías traerme una pizza en estos momentos, juro que no me quejaría.

En ese momento, alguien tocó la puerta de su habitación.

-¿Si?

-Soy yo, Lara- dijo su mamá, la señora Carson. -¿Quieres cenar pizza hoy?

Lara no pudo evitar sonreír.

Mike se fijó en el reloj de pared que había en su habitación, no se perdió el 11:11 en lo absoluto. Apenas lo vio, cerró sus ojos y deseó profundamente:

Mi deseo es Anaís Brendell.

¿Por qué era tan difícil estar enamorado de tu mejor amiga?
Lo que él no sabía, es que Anaís sentía lo mismo y deseaba lo mismo cada noche.

No lo sabía. Al menos, no aún.

11:11pm.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora